“Somos demasiado tímidos con la bioeconomía”

ENTREVISTA

¿Cómo entender la bioeconomía en el contexto latinoamericano?

Se vio el desarrollo de la biología como disciplina científica que por muchos años fue un asunto para biólogos y científicos; en lo académico se ha avanzado en la comprensión de los procesos biológicos desde lo microcelular hasta lo macrocelular.

Pero con el tiempo se empezó a descubrir que había implicaciones económicas; entonces, vemos que la ciencia se convierte en objeto de interés económico porque puede producir riqueza y lucro, del que generalmente se han apropiado algunos grupos.

La bioeconomía se ha convertido en algo muy relevante y pertinente en el mundo contemporáneo, en donde vemos el nuevo predominio de: la problemática ambiental, cambio climático, reconocimiento de formas de producir más y mejor para alimentación, industrias farmacéuticas, químicas, etcétera. La bioeconomía se ha convertido en una fuerza de producción vital.

¿Qué atención le han dado las políticas públicas?

En América Latina no nos tomamos todavía demasiado en serio, con pocas excepciones, lo que es el potencial del conocimiento científico; se pudiera hacer realmente mucho más, construir capacidades científicas en las universidades.
Pero las políticas públicas han sido tímidas en general e inconsecuentes en el tiempo, no ha habido suficiente continuidad para tener buenos efectos; no puede limitarse a un periodo de gobierno, hay que darle tiempo para que las cosas maduren y se puedan establecer los eslabones con otras dimensiones de la vida económica y social.
En general somos demasiado tímidos o inconsecuentes y, en el fondo, no le estamos prestando suficiente atención a los fenómenos de la ciencia y tecnología.
Es bueno que la bioeconomía entre a formar parte de la discusión y el debate cotidiano en la sociedad este momento que América Latina tiene uno de los patrimonios de biodiversidad biológica más importantes del planeta.

¿Hoy todo lo “bio” tiene potencial económico?

Sí…hay intereses de muy variado tipo que tienen que ver con la base biológica de la vida, en ese sentido sí tiene implicaciones importantes. Con casos concretos como la energía eólica hubo muchas promesas y no es tan fácil, no es cuestión de soplar y hacer botellas, sino hay muchas implicaciones porque hay requisitos tecnológicos, económicos, capacidades laborales, infraestructura…que hay que tener para que esto realmente funcione y prospere.

¿Hasta qué punto la bioeconomía no le gusta a algunas industrias?

Hablemos de la industria petrolera y el plan minería que andan por ahí. Sí hay empresas que están haciendo lucro de la manera en que están acostumbradas a hacerlo, sin preocuparse por el medio ambiente y la remediación después de que se hace el desastre, evidentemente hay cosas que funcionan mal.
Pero creo que hay cuestiones, por otro lado, que son inevitables. Ellos están viendo que se les acaba el tiempo, ya pasó el tiempo de ciertas industrias porque hay avance tecnológico, de conocimiento y formas de producir que acá van siendo mucho más rentables y eficaces para el planeta.
Saben que su tiempo ya está cumplido, tratan de aguantar todo lo posible y seguir haciendo lucro mientras puedan.

¿Y la minería?

Depende de cómo se haga, una cosa es la minería que usa tecnologías atrasadas, aunque sean artesanales o industriales, porque ya hay herramientas nuevas de tipo tecnológico que ayudarían resolver muchos problemas que crea la minería; depende de cuánto las compañías estén dispuestas a invertir. (ACR)-(I)