El poliducto Pascuales-Cuenca

Gerardo Maldonado Zeas

En esta nueva era de EP Petroecuador (EPP), su Gerente General Pablo Flores y el técnico de la Escuela Politécnica Nacional (EPN) Rodrigo Pareja recorrieron con la prensa nacional la obra del Terminal de Challuabamba, sobre todo en la parte superior en la cual se encuentran las esferas destinadas a recibir Gas Licuado de Petróleo (GLP), y que hoy están sin funcionar, por estar construidas en una zona geográficamente inestable.

El proyecto del poliducto Pascuales-Cuenca nació con vicios desde 2013; el presupuesto referencial bordeaba los 274 millones de dólares, pero como muchas de las obras que el Ecuador realizó con la gigante brasileña, se concesionó por alrededor de 369 millones, para terminar, costando cerca de 460 millones de dólares solamente en la parte de construcción.

La negligencia, la ausencia de formalidades técnicas de fondo; y, la carencia de una adecuada fiscalización, motivaron la declaración de terminación unilateral del contrato por parte de EPP cuando las detecciones de las fallas eran cada vez más notorias. Odebrecht, reclama el pago de 184 millones de dólares; cómo diría el viejo refrán: las tórtolas contra las escopetas.

A EPP le costaría 35 millones de dólares la reparación para darle operatividad a la parte superior de la Terminal. El Gerente Pablo Flores con firmeza, ha manifestado la decisión del Ecuador de recuperar los recursos pagados por esta obra irregular, a través de una demanda por daños y perjuicios no solamente contra Odebrecht, sino también contra las empresas, con las cuales hubo relaciones contractuales en los estudios previos y en la fiscalización.

Fue también implacable al manifestar que los exfuncionarios que permitieron el desangre y el festín de los recursos públicos, seguirán siendo investigados. Algunos están con varios procesos penales; tras las rejas el ex Gerente de Transporte y Almacenamiento, Ramiro Carrillo. Es de aplaudir todos los esfuerzos realizados por la recuperación de la dignidad del país. Lo demás como es de esperarse, está en manos de la justicia. (O)