«Las leyes de la ecología» II-Parte

Hernan Deleg Pacheco

Los ecologistas saben a un muy poco sobre la interacción de los elementos que lo conforman nuestro vasto ecosistema, y quizá no se percatan de un problema hasta que ha causado grandes daños, tal es el caso del procesamiento de residuos, que lo ilustra muy bien la segunda ley de la ecología.
“Todas las cosas han de ir para alguna parte” Imagínese lo que sería de una casa que careciera de un medio para deshacerse de la “basura”. Nuestro planeta es precisamente un sistema serrado de este tipo; todos los residuos finalmente van a parar en algún sitio del hogar terrestre. La destrucción parcial de la capa de ozono indica que ni siquiera los gases “aparentemente inocuos” como los clorofluorocarbonos (CFC) se esfuman en el aire. Pues los CFC son solo uno de los miles de sustancias peligrosas que cada segundo se arroja a la atmosfera, a los ríos, a los océanos, que llegan por diferentes vertientes…
Algunas sustancias, como las llamadas “biodegradables”, pueden descomponerse y ser absorbidas mediante un proceso natural, pero otras No. Las playas del mundo están sucias con envases plásticos que permanecen allí por decenios. Los residuos tóxicos de las industrias, que por lo general se entierran en algún lugar, son menos perceptibles, pero el hecho que no se vean no quiere decir que sean inofensivos, son aún mucho más peligrosos, ya que pueden filtrarse a los mantos acuíferos del subsuelo y representar un problema mucho más grave para la salud humana y animales del sector…
No sabemos qué hacer con todos los productos químicos de la industria moderna; y los residuos más peligrosos son los desechos radioactivos, subproductos de las centrales nucleares de energía, no hay forma segura de almacenarlos o deshacérsele de ellos. (O)