Verdad incomoda

Marco Antonio Piedra Aguilera Twitter: @mpiedra0768

En esta semana, la ciudad recibió a nuevos huéspedes en uno de los centros que recibimos como herencia, la cual no la solicitamos, ni tampoco la hubiésemos deseado. Nos referimos específicamente a las personas privadas de la libertad que pasaron a engrosar las filas de los internos recluidos en este centro de reclusión que tanta discusión ha traído en los últimos meses.
Existen teorías que apuntan a que una de las principales causas del incremento delincuencial de la ciudad se debe a la existencia de este centro de aislamiento, el cual no solamente trae consigo una elevada población de personas catalogadas como peligrosas, sino que de la mano viene la compañía de los allegados a estos individuos quienes, al parecer en algunos casos, mantienen las mismas conductas que sus relacionados recluidos.
Recordemos que hace unos meses atrás en este centro, existió un amotinamiento que, entre otras consecuencias, ocasionó la destrucción de mas de un centenar de cámaras de vigilancia, las cuales acorde a información emitida por sus personeros, han sido restituidas en un porcentaje equivalente a la mitad de lo que originalmente estaban dispuestas.
Hoy, estamos condicionados a coexistir con estas condiciones que, elevaron los estándares de riesgo de Cuenca. Se convierte en una obligación directa de las autoridades locales el exigir al Gobierno Nacional la dotación de implementos que ayuden a mitigar los impactos que tenemos como producto de la existencia de este centro penitenciario. Hace pocas semanas vimos que una ciudad hermana de la costa recibió una importante dotación de patrulleros para control delincuencial, nos preguntamos, ¿Qué sucedió con los nuestros? (O)