El dilema de Pablo R

Gerardo Maldonado Zeas

Si la cooperación es eficaz, Pablo R, ex Secretario Nacional de Inteligencia podría ir a prisión solamente 4 de los 20 años que le correspondería, al sumarse los delitos por plagio y peculado (7 y 13 respectivamente), si él deja que la justicia encuentre por sus medios las pruebas para condenarle.

En la cena (junio 2019) entre Correa y Pablo Iglesias (Podemos) en un céntrico restaurante de Madrid, se habría tratado la estrategia para frenar la extradición de Pablo R a Ecuador. El interés de Iglesias en el caso, se manifiesta al haber accedido a miles de dólares para el funcionamiento de su partido político, que para la Fiscalía de Ecuador pertenecieron al erario nacional, siendo presumiblemente Pablo R, el intermediario de la operación. En los primeros días de febrero, luego de una serie de interpuestas acciones de los abogados de Podemos, el gobierno de Sánchez, ordenó la extradición al Ecuador; y la oportuna actuación de la Audiencia Nacional, al decretar su prisión, evitó otro bochorno, como cuando el ex jefe de los servicios secretos del Chavismo, Pollo Carvajal, se fugó al conocer la autorización del Consejo de Ministros para su extradición a Estados Unidos.

El otro gran problema, es que el súper espía, tendría información relevante y delicada que no solamente involucrarían a Correa sino a la cadena de mando, por el supuesto plagio a Fernando Balda. Además, quedarían al descubierto muchas de las facetas oscuras de la trama de persecución y amedrentamiento a las cuales fueron sometidos, grupos sociales y ciudadanos opositores al correismo, al momento ocultas para el común de los ecuatorianos.

Los próximos días serán cruciales, porque la Corte Nacional de Justicia deberá realizar el sorteo correspondiente para integrar el Tribunal que se encargará de reactivar el caso. Mientras eso ocurre, Pablo R a través de su abogado, ha pedido se le traslade a la cárcel 4, el reducto VIP al cual van los famosos procesados con poder, corbata y levita, diferenciados de los otros, que van a cárceles tristemente comunes. (O)