Caro, carisimo

Juan F. Castanier Muñoz

Cuando alguien va a un sitio para adquirir un regalo, una prenda de vestir, un electrodoméstico, una bicicleta, una mascota, etc, va pensando en que si el objeto que va a comprar, primero, es o no necesario, luego piensa en la calidad del producto a obtener, ciertas características del mismo, como por ejemplo su estructura, el color, el tamaño, y claro, cuanto está dispuesto a pagar por ello.

Es por lo anterior que no llego a entender una de las últimas posturas de míster Trump. Entiendo, sí, que los Estados Unidos disponen de bastante dinero, entiendo también que a los gringos, en algún momento, hasta les pueden sobrar los dólares, pero, ¡ofrecer quince millones de dólares por el “Nico”! pues me parece un derroche colosal, un despilfarro sin nombre. ¿Será, digo yo, que a lo mejor este suquito del Trump ya no sabe en qué gastar la plata?

Nuestros mayores cuando juzgaban alguna “relación” que no era de su agrado, decían: pero si ello no es bonito, ello no es inteligente, ello da mucho que pensar, ¡para qué enredarse en problemas!- Personalmente me sumo a lo resuelto por el Municipio cuencano sobre el nuevo destino para los gastos por el bicentenario y sugiero que los quince millones por el “Nico” se los destine mejor a insumos médicos, que buena falta les hace hoy.

Con las consabidas excepciones, el comportamiento de la población ecuatoriana en esta pandemia ha sido más que aceptable. No podían faltar aquellos que, perdidos en sus laberintos, han tratado irracionalmente de medrar de la situación, han sacado a flote, una vez más, sus fines protervos, intentando, en semejante circunstancia, sembrar la desconfianza, la incertidumbre, el caos. Ojala, cuando ya se obtenga la vacuna para el Covid-19, se obtenga también una para blindar a la población contra la influencia de aquellos obsesionados por el poder.

Y que vayan haciendo cuenta lo bueno y lo malo de estos días de encierro, con equidad, porque al final, que Dios permita que esté cerca, habrá necesariamente que sentarse a reconocer lo bueno, que es mucho, y también a poner los puntos sobre las íes, de lo malo. ¡No saldrán de la house!