Pagar o no las deudas

Roberto Vivar Reinoso

Hacia el futuro próximo, Ecuador sentirá las consecuencias económicas de la pandemia tanto o más que las sociales. Porque ya venían deteriorándose debido a la baja en el precio del petróleo, menores exportaciones de las materias primas, imparable endeudamiento público, guerra comercial entre Estados Unidos y China, nuestros principales mercados.

Por eso en plena crisis sanitaria, comienzan a sugerirse medidas internas y externas que afronten el problema. Dentro de casa, además de retirar el subsidio a los combustibles, el foro económico propone subir tres puntos el IVA; las autoridades electorales presionadas por organizaciones civiles quieren aplazar los comicios, direccionando los 145 millones hacia hospitales y medicamentos; suprimir los sueldos de los asambleístas y exmandatarios; incluir en la austeridad fiscal a los gobiernos autónomos descentralizados; concesionar o vender bienes públicos.

Pero lo más significativo económicamente hablando provendría de la moratoria a la deuda externa e inclusive su condonación. Lo rechazan empero sectores productivos, que aplauden la cancelación de 350 millones correspondientes a los bonos soberanos, realizada la semana pasada. Es que incumplir las obligaciones crediticias, resulta arriesgado pues deteriora la imagen nacional reflejada en el riesgo-país, que actualmente supera los 3.200 puntos.

Mientras a nivel hogareño y familiar los compromisos financieros pueden diferirse no extinguirlos, lo cual obligará a restringir gastos e inversiones.

He aquí un contexto que requiere consensos, buscados casi infructuosamente por el régimen desde del inicio de su gestión; tampoco lo conseguirá este momento obligándole a jugarse entero o transferir las responsabilidades al próximo, tras haber criticado tanto al antecesor porque “no le dejó la mesa servida”. (O)