Cuando la labor es cuidar de los demás

Relato de dos agentes de tránsito que cumplen sus actividades en beneficio de ciudadanos. 

La mejor protección es la bendición de la familia, y el cariño de los hijos al regresar a casa, señala Luis Abad, agente civil de tránsito de la EMOV. Uno de los personajes, a los cuales la ciudadanía los llama héroes, por su entrega diaria en sortear su vida por el cuidado de los demás.

Sin embargo, esta nominación que resulta llena de satisfacciones, acarrea grandes sacrificios, cuando las normas no son acatadas con responsabilidad por el resto de la ciudadanía.  Es por ello que, cada agente aprovecha en cada salida en concientizar a la gente durante los controles.

Es así que, para un día de labores, Luis junto a su colega Diego Lluilema, alistan sus bicicletas y con su equipo de protección avanzan por las calles centrales de Cuenca, hasta llegar a uno de los varios puntos de control. En esta ocasión, el redondel de la Chola Cuencana.

Cada uno se ubica en los extremos donde revisan que los vehículos que circulan, cumplan con los dígitos que corresponden al día permitido. En este proceso, surgen situaciones agradables y otras algo complicadas. Con la anticipación de mantener la ventana cerrada, proceden a la revisión de los salvoconductos y documentos que validen la movilización.

Diego destaca que, en la primera semana el contacto con la gente tuvo cierta resistencia, ante el desconocimiento de la pandemia, y por consiguiente la restricción de tránsito. “Muchos se molestaron al no permitir que salgan en sus vehículos todos los días.  Varias personas se manifestaron con agresiones, acción a la que estamos expuestos a diario. Sin embargo, la paciencia para explicarles la situación es nuestra carta fuerte”, indica.

Pero no todo es negativo, ya que, con la difusión de la situación nacional, y el conocimiento de las medidas tomadas en el ámbito local, la ciudadanía toma conciencia y responsabilidad. Una de ellas, es la solidaridad reflejada con los agentes, al compartirles alimentos y ánimos para que continúen con su labor.

Luego de una jornada bajo el sol o lluvia, incluso clima combinado, los agentes retornan a sus domicilios con cierto temor, pero satisfechos del resultado obtenido, al ver que los conductores cumplen con el uso del salvoconducto, y la salida a las calles según el último dígito de la placa.

La preocupación de Luis inicia cuando está frente a la puerta de su casa. Al momento de ingresar, su primera acción es detener la emoción de sus hijos por saludarlo. Los niños son llevados al interior de la casa por la madre, mientras Diego se despoja de su uniforme, botas y accesorios para desinfectarse. La protección de la familia es fundamental.

“Esa es la parte más dura del día, llegar a casa y no tener el primer saludo y beso de los hijos y de la esposa. No pedimos estar en esta situación, pero debemos asumirla y aportar con tan solo cumplir con las normas como; elegir a una sola persona para realizar las compras, salir con el vehículo cuando nos toque, y respetar el toque de queda. Solo así, nosotros también estaremos seguros y volveremos abrazar a los nuestros”, acota Luis.

En Cuenca hay constante inspección, con los operativos y control en las calles internas y accesos viales, a través del trabajo de 214 agentes operativos de la EMOV. Cabe recalcar, que esta actividad tiene el respaldo de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Guardia Ciudadana y CTE. Los uniformados de estas instituciones de afrontan situaciones similares en su actividad diaria en la emergencia que fue marcada por la pandemia. Tiempo en el que la rutina diaria de los ciudadanos dio un giro inesperado en sus actividades, el fin de precautelar la salud y la vida. (I)