Daule se abre entre la esperanza y el miedo

Personas pasan por un túnel desinfectante este martes en Daule, en la provincia de Guayas. Daule, uno de los cantones más afectados por el coronavirus, ha sido el primero de Ecuador que ha cambiado su "semáforo epidemiológico" de rojo a amarillo, con lo cual ha permitido ciertas actividades comerciales y hasta el transporte municipal hasta las 18.00. EFE/Marcos Pin

Daule, de las poblaciones más castigadas por el coronavirus en la provincia de Guayas, se ha convertido este martes en el primer cantón de Ecuador que comienza la reactivación económica después de 55 días de cuarentena nacional.

Tercera población con mayor número de casos de COVID-19 en Guayas, la «Wuhan ecuatoriana», Daule ha cambiado de rojo a amarillo en el sistema de «semaforización epidemiológica», lo que ha permitido a sus habitantes salir hasta las 18.00 horas (en lugar de las 14.00) y abrir sus negocios.

«Esta decisión es magnífica y la venimos pidiendo desde hace tiempo. La gente tiene que tomar conciencia y salir a la calle protegidos, guardar la distancia y tomar todas las precauciones, así no pasará nada malo», dijo a Efe Julio Méndez, propietario de una zapatería en La Aurora, la parroquia de Daule más cercana a Guayaquil.

UNA DECISIÓN AUDAZ

La decisión la tomó hace una semana el Comité de Operaciones de Emergencia cantonal (COE) y tuvo gran aceptación entre los habitantes de esta zona campesina de Ecuador, quienes pedían a las autoridades reaperturar sus pequeños negocios para subsistir.

Ello después de un cierre absoluto de casi dos meses que ha causado pérdidas incalculables.

Méndez, que ha perdido ingresos por unos 2.000 dólares, ya se ve trabajando el doble para cubrir deudas e intentar salir adelante.

Como él, son millones de trabajadores en Ecuador, particularmente los informales (un 60% de la mano de obra), los que piden reactivar la economía, aunque la inmensa mayoría de los alcaldes optan por ahora por la cautela.

Los negocios en Daule, curiosamente de la que menos se esperaba esta decisión, abrieron desde muy temprano y entre las 8:00 y 12:00 la ciudad parecía vivir un día normal.

MENOS HORAS DE TOQUE DE QUEDA

«Estamos siguiendo todos los protocolos que indicó el alcalde», aseveró Armando Pico, administrador de un restaurante, mientras pintaba círculos amarillos en el exterior de su local para señalizar a los clientes la distancia de seguridad.

«La gente ha vuelto, aunque en menor medida porque aún hay miedo. Dicen que ya extrañaban nuestra comida», acotó el restaurador, quien sufrió un 80% de caída en sus ventas estas últimas semanas. El 20% restante lo ingresó de un improvisado servicio a domicilio.

El semáforo en amarillo, al que hasta ahora sólo pasara en Ecuador un cantón más, de un total de 221, implica la autorización de ciertas actividades públicas y comerciales y una reducción del toque de queda.

También puede funcionar el transporte interparroquial -que no intercantonal- con un 30% del pasaje y, con un porcentaje igual, los restaurantes.

Pero aún así, en Daule había hoy quienes decidieron mantener sus negocios cerrados.

«Queremos ver cómo se comporta la gente, aún tenemos un poco de miedo y el flujo de personas entre cantones tampoco es como antes porque los otros están cerrados», se justificó Celia Tomalá, dueña de un local de venta de ropa.

DOS TERCIOS DE LOS CASOS DE CONTAGIO

Daule, la «capital arrocera» de Ecuador, limita al sur con Guayaquil y Samborondón, las otras dos ciudades de la provincia que registraron el mayor número de casos de coronavirus.

Entre las tres llegan a acumular más de dos tercios de los casos nacionales de contagio, a día de hoy, 30.419 y 2.327 fallecidos.

Una dura realidad que, según su alcalde, Wilson Cañizares, ya está siendo superada.

Explicó a Efe que, apenas el Gobierno anunció el sistema de semaforización, empezó a trabajar en el proyecto de reapertura.

«Empezamos a incrementar la cobertura de salud. Cedimos al Ministerio de Salud un centro municipal poco usado. Llegaron dos clínicas móviles que compramos el año pasado, abrimos un albergue con 40 camas -20 con tanque de oxígeno- y adquirimos 5.000 pruebas rápidas para COVID-19», abundó.

Médico de profesión, Cañizares utilizó 1.600 de las pruebas para un estudio representativo sobre la propagación del virus: «Me puse al frente de un equipo de doctores y salimos a tomar las muestras».

35% DE LA CIUDAD CON EL VIRUS

Los resultados del muestreo indican que el 35% de la población «ya tuvo el virus y está curado», aunque las cifras oficiales sólo registraron 573 casos confirmados en una población de unos 130.000 habitantes.

La curva de contagios, asegura el alcalde, se ha estabilizado y las muertes «han bajado notablemente»: «Entre fines de marzo y la primera semana de abril tuvimos entre 35 y 40 fallecidos diarios. Pero al momento apenas hay uno, dos, tres o cuatro muertes diarias, casi las que había antes de la pandemia», precisó.

Y asegura que en estas condiciones no hay ninguna razón para seguir encerrados, defendiendo la tesis de que «el virus sigue con nosotros y tenemos que aprender a convivir con él».

CAOS DE CIRCULACIÓN

El semáforo amarillo también permite salir en coche dos veces a la semana, en lugar de una.

Este cambio ha generado hoy una gran confusión porque en Guayaquil y Samborondón circulaban las matrículas terminadas en 3 y 4, mientras que en Daule las de 4, 5 y 6, lo que provocó una ola de sanciones a conductores desorientados.

Los controles policiales generaron además colas de más de media hora de espera.

Y pese a todos los inconvenientes, Cañizares explica que su municipio no puede depender de las decisiones que tomen sus vecinos, y que la suya responde a una necesidad interna de generar ingresos.

«Hay un gran sector que necesita comer y que necesita consumir. Hay mucha gente del área rural que necesita transportarse hacia la cabecera cantonal para comprar materiales y trabajar. Necesitábamos abrir».

A sus críticos responde que «el tiempo nos dará o no la razón», «nos dirá si hicimos bien o mal», pero como médico, cree que es «hora de salir porque igual tenemos que enfrentarnos al virus». EFE