Educar para la sensibilidad

Claudia Acosta A.

OPINIÓN|

La pausa a la que el mundo se vio forzado, nos lleva a replantearnos nuevas formas de existencia, más simples, más pausadas, más atentas, sí, es verdad lo que al momento estamos viviendo no es “normal”, pero aquello a lo que llamábamos vida (antes de la pausa) tampoco era “normal” …

Un cambio es necesario, y aunque indiscutiblemente este comienza con uno mismo, pienso que las cosas serían más fáciles si empezáramos por el principio… El acceso a una nueva información, mas amorosa y respetuosa en los primeros años, la educación es clave, pero no hablo solamente de la educación formal, en la escuela, el colegio, también de aquella de los primeros años “en casa”, hace poco escuché a un hombre muy sabio decir que los humanos somos los únicos animales que delegamos el cuidado, el aprendizaje de nuestros cachorros a otras manos…. vuelvo al mismo tema, el papel de las mujeres como cuidadoras y sostenedoras de vida, criando y cuidando de sus hijos.

Después vendrán los años de aprendizaje formal que desdichadamente, con sus debidas excepciones, cada día se centra más en la competencia, y la productividad… claro hay que educar seres humanos que refuercen el capital, que sean eficientes y ambiciosos, que no se conformen jamás, que cada día quieran más… ¡insatisfechos permanentemente!, entonces sin alargar mucho la cosa, estos niños crecen se vuelven grandes ejecutivos, empresarios, políticos, profesionales de éxito… hombres y mujeres altamente eficientes, competitivos ven al mundo como una fábrica de productos y a las personas como números…

Una nueva educación debería basarse en la creatividad, el respeto, la bondad, virtudes que el mundo lejos de verlas como virtudes las vio como defectos… un niño perdido en las nubes, viviendo en la luna no sería eficiente y exitoso, demasiada bondad, mucha sensibilidad, ¡peligro alerta de debilidad!, ¡no podría pararse bien ante los embates de la vida, no tendría las herramientas para competir en la vida! ¡¿Qué pasaría con el mundo en manos de esta gente, sensible, creativa, distraída…?!

¡Seria hermoso! Estaría lleno de fragancia, de bondad, ¡de respeto por la vida! (O)