Jessica Lojano combina la enfermería con el arbitraje

A sus dos pasiones se sumó recién la responsabilidad de ser mamá. Ahora sueña con ascender a Segunda Categoría

Jessica Lojano (D) trabaja en turnos rotativos de 24 horas, aunque por maternidad ingresa un poco más tarde. Cortesía

Separarse de su hija recién nacida y superar el temor constante de un posible contagio de Covid19, son aspectos que lidia a diario la enfermera y árbitro asistente cuencana Jessica Lojano.

Cuando dio a luz a Emily Monserrat, el mundo no estaba aún atado a la pandemia; pero cuando se reintegró a la actividad -el pasado 29 de abril-, sintió un “ambiente bien tenso”, distinto al que dejó por su licencia de maternidad.

“El peligro que mi chiquita termine contagiada, si me da mucho miedo”, confiesa, pero al mismo tiempo expresa la tranquilidad que le genera el hecho de que no hay casos registrados donde presta sus servicios: la Clínica Latino.

Las enfermeras cumplen turnos rotativos de 24 horas, de 07:00 a 07:00, pero Jessica, por su condición, ingresa a las 11:00. Por más cansada que resulte la jornada, no escatima esfuerzos para que los pacientes estén bien atendidos.

Ella pasa en el área de Neonatología, estar al pendiente de recién nacidos es algo que le gusta tanto como vestir de corto y estar pendiente que se cumpla el “fair play” en un partido de fútbol.

 

Como árbitro asistente tiene la firme aspiración de ascender a Segunda Categoría. Sostiene que el objetivo se ha postergado por decisiones que no se arrepiente de haberlas tomado en su momento: hacer la rural, casarse, embarazarse. “A pesar que se ve feo que los compañeros suban y uno se queda, no me arrepiento de lo que he hecho y de lo que soy hasta ahora”.

Afirma que en Tercera Categoría admiten árbitros hasta los 33 años de edad. Ella tiene 27. Mientras se recupera totalmente de la cesárea, hace algo de ciclismo y de gimnasia para cumplir de alguna manera la planificación que les envía el preparador físico José Quizhpe.

Además, está pendiente de las capacitaciones y evaluaciones que realiza de manera virtual el profesor Fernando Tamayo. Su esposo Danny Calle es un pilar fundamental para que se mantenga firme en las dos profesiones. (BST)-(D)