Las culturas  (I)

María Rosa Crespo

Muchos teóricos, siguen llamando cultura como erudición y sabiduría. Nosotros partimos de una concepción más amplia: una dimensión comunicativa, porque es un proceso estructurados de sentidos que condensa la memoria histórica de los pueblos, por medio de la cual los humanos se representan el mismo. Las culturas se hacen visibles en el arte, como en el mito, en los ritos festivos, en las creencias y tradiciones, en las formas de relación con la naturaleza, en el desarrollo de la ciencia, como en la técnica. En los estudios contemporáneos acerca de las culturas, se ha privilegiado una corriente interpretativa basada en los principios de la lingüística y la semiótica, de los aspectos diacrónico y sincrónico, es decir de los cambios de los pueblos y su presencia en la actualidad como herencia de sus antepasados. Por ejemplo, ha llegado hasta la actualidad el aporte de los cañaris; la placa cosmológica, denominada placa de Páctete, las toponimias que tienen el prefijo “si”, Sígsig, Sinincay; el oro y la plata laminados, el mito de origen de las guacamayas y la serpiente, el predominio de la parte femenina, adoraban la luna, el hilado, etc. Durante las guerras entre Huáscar y Atahualpa, los cañaris se aliaron con el primero, fueron exterminados por Atahualpa, esta región denominada Guapondeleg se cubrió de sangre porque el nuevo soberano ordenó con hachas de piedra o tumis y otras armas la degollación de treinta mil hombres, a los otros los envió a un pueblo distante, hoy Bolivia, mandó, además, a extraer los corazones y enterrarlos cubiertos de sal para esterilizar los campos de los traidores. Desde ese tiempo las mujeres quedaron solas: Una constante que se repite a lo largo de la historia agravada por los éxodos masivos de los varones en un inicio a la costa y luego a EE.UU.