Gestión de riesgos

Eliécer Cárdenas E.

OPINIÓN|                           

_ El señor Presidente se bajó

_ ¿Qué? ¿Se bajó de la silla de ruedas?

_ No, se bajó el sueldo, para que los ministros, asambleístas, jueces de alto coturno y más funcionarios superiores se bajen también.

_ Ni en sueños, porque en vez de bajarse nada, andan pensando en subirse a la camioneta electoral, que no ha sido olvidada ni siquiera en estos meses de pandemia.

_ Como tampoco ha sido olvidada la inefable corrupción, pandemia estructural del país que atacó a la Secretaría de Gestión de Riesgos, nada menos, donde doña Alexandra Ocles fue dinamitada de su cargo, porque el señor Contralor Celi, seguramente asesorado por su cocinera, descubrió por ejemplo que una lata de atún que debía costar tres dólares, iba a ser comprada por el triple, y una botella de aceite por el cuádruple, y así por el estilo en una carísima canasta básica, con precio digno de aquellas canastas “de lujo” que suelen dar por Navidad a los gerentes y altos ejecutivos.

_ ¿Hablas de esas canastas navideñas que contienen hasta wisky de marca, quesos franceses, aceitunas españolas y los más finos chocolates suizos?

_ Exactamente, porque con los precios que se pretendía pagar a la firma oferente calificada, no podía ser menos, pero en la realidad lo que vimos a través de las pantallas fue una simple canasta que no vale ni los 85 dólares, que según la Contraloría debió costar. En este punto, la cocinera del señor Celi falló su cálculo, y el Contralor debió más bien asesorarse por cualquier ama de casa, que a diario regatea los precios de los víveres.

_ Por algo la gente no quiere pagar “contribuciones humanitarias”, porque tienen miedo de que vayan “humanitariamente” a parar en los bolsillos de tanto vivaracho que con la pandemia “se han puesto las pilas” como se dice, y como dice el manual chino de la guerra, han hecho una oportunidad de la catástrofe. Oportunidad de buitres por supuesto, picoteando los despojos del presupuesto nacional, o sea el dinero de todos los ecuatorianos. La corrupción, como el coronavirus, es una pandemia incontrolable, al parecer. (O)