Medio ambiente y nosotros

Tito Astudillo Astudillo

OPINIÓN|

El 5 de junio celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente, pero, podríamos preguntarnos ¿para qué sirven estas celebraciones? Y el calendario está lleno de días mundial e internacional de tal o cual tema. Aunque la respuesta es obvia, creo que va más allá de la clásica u oficial: sensibilización del público, instituciones, medios y gobiernos; a conseguir de la población y de todos y cada uno, empoderamiento y compromiso, pero un involucramiento militante, que se traduzca en acciones prácticas que, por más simples, al final aporten y trasciendan.

Oficialmente, la celebración de este año se orienta hacia la biodiversidad, entendiéndolo como la totalidad de la vida en el planeta y su diversidad en interacción de supervivencia, en la que, todas interactuando se potencian, a excepción de la humanidad en función depredadora sustentada en afanes acumulativos hegemónicas y la pasividad general, testigos, indiferentes, de la tala de bosques y deforestación a gran escala, contaminación de mares y ríos, alteración de humedales, incendios forestales, contaminación atmosférica y los cambios climáticos derivados. La pandemia que nos enclaustra visualizó nuestro rol en la naturaleza y en el medio ambiente cercano, nuestro papel destructivo y paradójicamente nuestra dependencia de la naturaleza para sobrevivir, incoherencia que debería ser un llamado a cambiar de actitud y emprender en la construcción de una cultura medioambiental que privilegie su conocimiento, respeto y protección.

Desde el hogar y la comunidad, desde nuestro entorno educativo y ocupacional, individual y colectivamente, debemos asumir un compromiso de protección de nuestros páramos, bosques y humedales, de nuestras chacras, colinas, parques, lagunas, ríos y sus orillas, hábitats de exuberante paisaje y biodiversidad, sistemas que sostienen nuestra vida. (O)