98% de ventas de calzado en Gualaceo dependen de turismo

Artesanos, dueños de almacenes y maquiladores, preocupados. Algunos recurren a redes sociales

Fernando Loja, fabricante del zapato en Gualaceo, muestras las hormas que obligados deben comprar a Colombia. ACR

Artesanos, dueños de almacenes y maquiladores, preocupados


La industria del calzado en el austro del país enfrenta la peor época de su historia, derivada del covid-19, pandemia que ha reducido el número de turistas nacionales e internacionales, que eran los mayores compradores del producto elaborado en Gualaceo.

Además, el cantón Gualaceo, de la provincia del Azuay, ubicado a 35 kilómetros de Cuenca, es uno de los mayores proveedores de grandes cadenas de moda que comercializan sus zapatos, aunque no con la propia firma del productor sino con otras marcas.

La tradicional “calle de los zapatos”, la Dávila Chica, a diferencia de lo que ocurría antes de la emergencia sanitaria, que registraba desde el mismo viernes llenos totales, hoy se ve con poca gente.

Los fabricantes de calzado están preocupados, pero tienen esperanza de que se reactiven sus negocios, para lo cual muchos han recurrido a las redes sociales para promocionar sus creaciones, al menos quieren vender lo que ya tienen en inventario para recuperar la inversión.

Al estilo maquila trabajan algunos artesanos que son contratados por dueños de almacenes

En Gualaceo, cantón con aproximadamente 38.500 habitantes, se desarrollan fundamentalmente dos formas de producción y comercialización del calzado: los productores que crean y venden su propio zapato.

Y también los artesanos que venden a las cadenas nacionales.  Así como los fabricantes que proveen a los almacenes de Gualaceo, Cuenca y otras ciudades.  En estos casos, aplican un sistema parecido a la maquila, desde sus casas/talleres fabrican los diseños que les entregan los dueños de almacenes que les contratan, ellos les dan los modelos, el material y al final les pagan un precio pactado.

Por lo general, ese precio al que vende el artesano es bajo en comparación al que ofertan los almacenes.

Christian Lituma, presidente de “La Ruta del Calzado Gualaceo”, proyecto para impulsar a esta industria, recuerda que ya tuvieron el primer bajón de ventas en el paro de octubre de 2019.

Christian Lituma, presidente de La Ruta del Calzado Gualaceo, informa. ACR

“Hoy nos vemos sumamente afectados por la emergencia sanitaria, ya que en Gualaceo el calzado depende del turismo, el 98% de nuestros clientes eran de afuera: Cuenca, Quito, Guayaquil, otras provincias y países que venían los fines de semana, lo que ha hecho que esta industria subsista…ahora es imposible que los turistas vengan, lo que ha disminuido las ventas, estamos en cero…recién estos días reabrimos varios locales”, relata.  Su gremio acoge a 50 dueños de almacenes.

Confirma que la mayoría de almacenes ha incursionado en el comercio electrónico y ha conseguido algunas ventas, pero no como las hechas en tiendas físicas.  Exhorta “apoyo de los entes públicos para tener más acogida en el comercio electrónico.  Y pedimos que pueda darse un turismo de manera progresiva”.

Los hermanos Fernando y Eduardo Loja, descendientes de una familia de artesanos, hoy muestran con orgullo la planta que montaron en su antiguo taller, años atrás conformado por las típicas mesita y banca de zapatero, en donde todo se hacía de forma manual.

Con ahorro y créditos en la banca, a la fecha han invertido cerca de 150 mil dólares en adquirir ciertas máquinas para tecnificar sus procesos y ofrecer un servicio más ágil, por eso están alarmados con la reducción de ventas.

Todo lo que sale del taller se invierte ahí mismo, comenta Fernando y remarca que, por si esto fuera poco se enfrentan al problema de comprar los insumos fuera del Ecuador porque aquí no se producen, como las hormas de Colombia.

De Patricia Duchimaza, diseñadora y comercializadora de calzado, dependen varias familias; ella contrata a cuatro zapateros para que le fabriquen sus diseños y venderlos.  Aparte tiene que pagar el arriendo de su almacén y otros gastos, por lo que este freno en las ventas la ha afectado terriblemente.

Patricia Duchimaza, comercializadora, crea sus propios diseños. ACR

Es optimista.  Con una colega se volcó al uso de una plataforma moderna, con botón de pago, y su propia marca porque sus creaciones son originales, dice.   Y usa las redes sociales.


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