Panorama económico tras el estado de pandemia

Bladimir Proaño

OPINIÓN|

La brecha económica entre sectores se amplía, confirmando la necesidad de una respuesta diferenciada a la crisis para así maximizar el impacto de cada dólar que invierte el Estado en abrir paso a la recuperación. Los sectores más afectados por la covid-19 son todos aquellos ligados al turismo, transporte, hotelería, restauración, eventos culturales, sociales y de ocio, podrían estar funcionando un 90 % por debajo de su nivel de actividad previo a la crisis. En comparación, la producción en el resto de los sectores alcanzaría el 95 % del nivel anterior a la crisis, y en algunos casos (sector primario, industria agroalimentaria, química o sanidad) la crisis habría quedado atrás gracias al reciente repunte. Por tanto, la caída del PIB estimado para el conjunto de la economía ecuatoriana un 10 % en el 2020.

En un entorno tan desigual, sin embargo, todos los sectores tienen en común la falta de demanda como principal obstáculo a la recuperación. Encuestas realizadas durante el estado de alarma muestran que, para una de cada tres empresas, la reducción de la demanda interna será el factor con más impacto en la actividad en los seis próximos meses, por delante del incremento de la morosidad (también estrechamente asociado al descenso de la demanda), la fiscalidad o la falta de liquidez. También confirman que las pymes son las más expuestas a desfases de tesorería.

De estos resultados se pueden extraer dos lecciones. La primera, que la eficacia de la política económica será proporcional al éxito que tenga en reasignar recursos hacia los sectores más golpeados, las empresas que por su papel estratégico merecen protección o estímulo, y los pequeños negocios que se enfrentan a problemas de liquidez. De lo contrario, el impuso público solo servirá para incrementar las importaciones.

La otra lección de las tendencias recientes atañe al papel de la política fiscal en el mantenimiento de la demanda agregada, ejerciendo de estabilizador automático en el momento oportuno.

La política económica que surja de la salida de la crisis debe tener en cuenta estos elementos: preparar a nuestra economía para una nueva fase de expansión debe hacerse limitando las vulnerabilidades y proporcionando un marco más resiliente, tanto en términos económicos como sociales. (O)