¿Qué nos espera en las elecciones de 2021?

Andrés Martínez Moscoso @andresmartmos

OPINIÓN|

Siempre un proceso electoral genera expectativas en la sociedad, sobre todo en relación a las posibles soluciones que los futuros gobernantes pueden proponer. Sin embargo, la “previa” del proceso electoral de febrero de 2021, llega llena de sorpresas:

Primero, porque la campaña política será atípica, y en su mayor parte migrará hacia las redes sociales, sin olvidar que, los medios tradicionales, haciendo uso de las tecnologías, tendrán la posibilidad de contar con la participación “en línea” y de manera virtual en sus estudios, de un alto porcentaje de candidatos.

Sin embargo, es interesante mirar además a los medios comunitarios y alternativos, que ya en octubre de 2019, durante las protestas sociales, realizaron coberturas paralelas, y brindaron información fresca y desde otra perspectiva de la realidad nacional.

En segundo lugar, las sensaciones en relación a cómo ha impactado la pandemia a consecuencia del COVID-19, no son alentadoras, pues 9 de cada 10 ecuatorianos ha visto afectada su situación económica, y prima un escenario de incertidumbre y desesperanza, todo ello sumado al bajo índice de popularidad del gobierno actual.

Y, en tercer lugar, a días para que se cierren las inscripciones, más del 30% de los 13´099.150 electores que están inscritos en el padrón electoral, aún no saben por quién votar.

A manera de ranking, los temas que más preocupan a los ecuatorianos, y se entiende que las propuestas de los candidatos irán por esa línea son: COVID-19 (léase salud); corrupción; y, problemas económicos (falta de empleo).

Si bien es cierto, aún faltan meses para el inicio de la campaña oficial, en las siguientes semanas los partidos y movimientos políticos iniciarán a exponer sus planes y propuestas, los cuales se enfocarán en dar solución a los problemas descritos (ya sea con medidas concretas, o a través del perfil de sus candidatos); sin embargo, es fundamental que para decir el voto, cada electoral haga un ejercicio crítico de los programas inscritos en el Consejo Nacional Electoral (no simplemente en la propaganda), pues de esto dependerá la posibilidad de fiscalización vía revocatoria del mandato. (O)