Fallan las personas, no las instituciones

Mario Jaramillo Paredes

OPINIÓN|

En nuestro país no fallan las leyes ni las instituciones. Fallan las personas. Las leyes pueden mejorar, al igual que las instituciones. Verdad es que hay normas que deben ser cambiadas e instituciones que deben ser reorganizadas. Pero el tema de fondo es la calidad de la gente.

Sesenta legisladores – casi la mitad de la Asamblea-con juicios y procesos legales es una muestra clara de hasta qué extremos fallan las personas y no las instituciones. La estructura del Poder Legislativo puede mejorar, pero si no mejora la calidad de los legisladores, nada ganaremos. Puede haber un Congreso bicameral- como algunos proponen hoy- pero si seguimos eligiendo legisladores de mala calidad, seguirá habiendo malos diputados y malos senadores. El tema de fondo es -además-que elegimos frecuentemente mal. Mucha gente vota por payasos, faranduleros y bandoleros porque son carismáticos y, no vota por gente seria, honesta y preparada, porque “no tienen carisma”.

La estructura del Consejo Electoral no es mala. Puede mejorar, pero igualmente el tema de fondo es quiénes lo integran. El pasado reciente y también el más remoto es abundante en ejemplos de fraudes, algunos de ellos groseros. Los paquetes con votos fraudulentos en unos casos o los apagones últimamente, cambiaron y siguen cambiando resultados. Puede reformarse su estructura, pero mientras lo dirijan algunos sin formación ni escrúpulos, seguirá por el mal camino por el que ha ido estas dos últimas décadas.

El problema del país no es el de las leyes, sino de las personas. Y, esas personas son el resultado de lo mal que elegimos. Ojalá en estas próximas elecciones no volvamos nuevamente a equivocarnos como en las dos últimas décadas.