Seguimos en casa

Luis Ochoa Maldonado

OPINIÓN|

Con angustia de mirar que la pandemia sigue en auge, sin predicciones de haber contenido a la infección, cuando los casos continúan incrementándose en la geografía nacional, con el riesgo inminente que aumenten, a partir del 13 de septiembre, si se relajan las actividades de control del distanciamiento social, el uso de mascarilla y el lavado continuo de manos. Ahora le toca al propio pueblo, sin supervisión de autoridades, ser el dueño de sus acciones de protección para evitar un daño mayor a la salud colectiva, la misma que sigue en veremos, mientras no contemos al fin con tratamiento específico para la enfermedad o la vacuna para evitarla, que llegara de acuerdo a la OMS, Organización Mundial de la salud a mediados del año 2021.

Vemos que las actividades productivas se han deteriorado, sin embargo, lo urgente es preservar la salud, cumpliendo con normas de bioseguridad en la calle, en el trabajo y en el hogar, cuando hemos sido testigos que, por reuniones familiares evitables, se contagian personas vulnerables, que luego sufren los efectos de la enfermedad desconocida en su fisiopatología, que le pone al filo de la existencia.  Las penurias con aprietos en pagar las letras del banco o acreedores, con negocios detenidos, despidos por doquier, que llevan al colapso de miles de economías domésticas sumergidas en la desesperación.

No han faltado expectativas para saber de los procesos a los antes gobernantes, envueltos en malos manejos de acuerdos, entre autoridades y privados, pero lo que se reclama es que puedan recuperase los valores esquilmados al erario nacional, que en definitiva es el de todos/as, quedando pendiente una purga que limpie de raíz a la corrupción enquistada, fibrosa y adiposa que pone en peligro a la supervivencia de la nación endeudada, empobrecida, sin empleo para los jóvenes y con inserción de pillos de alta ralea, que se han tomado las instituciones del gobierno de la que no se salvan ni hospitales, que con la exigencia han quedado asolados ante la molicie de una justicia que demora en desalojar a los que abusaron en la emergencia. (O)