Don Manuel, el incansable carpintero que mantiene ‘vivo’ el ‘tenis ecuatoriano’

Este personaje ecuatoriano lleva elaborando durante 20 años ‘tablas y guantes’ para la práctica de la ‘Pelota Nacional’.

A sus 70 años, Don Manuel Guerrero practica la ‘Pelota Nacional’. Cortesía

Mientras corta una llanta con un cuchillo previamente afilado, utilizando una piedra y abundante agua, Don Manuel Guerrero recuerda que una vez jugando “Pelota Nacional” -deporte autóctono de Ecuador que se asimila al tenis de campo-, una bola le cayó en la cabeza, dejándolo cuatro días inconsciente, a tal punto que perdió la memoria momentáneamente.

“Recibí el impacto en la sien y caí al suelo. Me levanté de un lado al otro y volví a desplomarme como los ‘chumaditos’ (ebrios). Intenté levantarme nuevamente, pero no pude y tuvieron que llevarme de emergencia al hospital… hay que tener cuidado y mucha técnica para jugar a la Pelota Nacional”, sostiene entre risas Don Manuel, despertando en nuestra imaginación una escena de ‘Condorito’ con su típico: ¡Plop!

Sus manos toscas, pero muy hábiles a la vez, poco a poco, van construyendo unas ‘tablas’ que pesan entre 10 y 14 libras (para niños y adultos), las mismas que se utilizan en este deporte nacional como una especie de raqueta de tenis, con la diferencia de que éstas son mucho más pesadas, elaboradas de madera, y tienen rústicos ‘pupos de caucho’ en vez de finas cuerdas.

Con sus manos «mágicas», el artesano transforma la madera en las tablas y guantes para jugar la ‘Pelota Nacional’. Cortesía

Fuimos testigos de cada detalle que conlleva este proceso de producción, gracias a la tecnología que “telemáticamente nos transportó” desde Cuenca hasta la parroquia metropolitana rural de Guayllabamba, ubicada a 25 kilómetros de Quito-Ecuador, en tanto que en el país se mantiene la restricción vehicular por la pandemia del Covid-19.

… ¿Cómo está usted mi Señor? … ¡Un gusto!, saluda atentamente Don Manuel, algo receloso, mientras su hijo Andrés cuadra la cámara frontal de su celular para iniciar a platicar…La entrevista ‘on line’, previamente pactada con dos días de anticipación, inicia.

Tras realizar precisos cortes a los neumáticos recicladas, se dirige a un ruidoso esmeril, empotrado en la mesa de su carpintería, contiguo a su hogar, en donde la materia prima adquiere la forma de cilindros que posteriormente son pegados en la paleta de madera con cemento de contacto. “En cada tabla entran 26 pupos, los 10 centrales son hechos con una llanta colombiana para garantizar un mejor golpe”.  De este modo, “el caucho es más vivo (flexible) y permite lanzar más lejos la bola”.

Antes de continuar su laborioso trabajo, el longevo artesano interrumpe la actividad para acomodarse su bien definido bigote y compartir otra anécdota. En su lúcida y brillante mente guarda infinidad de historias y secretos.

Brazos de ‘Popeye’

Decide despojarse su gorra que camufla su cabello negro con algunas canas que revelan su amplia experiencia. Se rasca y mueve la cabeza de un lado al otro, como si estuviera dudando y arrepintiéndose de confesarnos su secreto, pero finalmente se anima soltando una prolongada carcajada. “Le cuento que soy diestro y mi brazo derecho es más grueso y tiene cinco milímetros más que el izquierdo por el trajinar y el braceo que implica este deporte”, cuenta Don Manuel, quien hoy en día tranquilamente puede ser comparado con un moderno ‘Popeye El Marino’, por la fuerza de sus brazos.

“Nosotros, los mayorcitos, por la edad mismo, nos hemos visto en la necesidad de volver a practicar la modalidad de pelota de viento porque ya no podemos levantar las tablas pesadas”, agrega.

La nostalgia enseguida invade a Don Manuel, quien evoca infinitos recuerdos como el azul cielo de su camisa. “Antes, cuando éramos niños nos regalaban estas bolas livianas en Navidad, con las que hoy en día jugamos en las parroquias de Guayllabamba, Calacalí, Tabacundo…”.

«Guau, gua», el ladrido de un imprudente perro interrumpe su relato, dándole tiempo para recuperarse emocionalmente. Un poco más suelto y relajado -demostrando que no huye a las cámaras, peor a la tecnología-, pide a su vástago que enfoque un “rinconcito especial” del modesto taller cubierto con zinc que goza de una vista privilegiada a la naturaleza.

Al fondo de su taller de unos 5×5 metros, aproximadamente, brillan decenas de medallas y trofeos que exhibe orgullosamente. ¡No es para menos! … son los testigos silenciosos, pero a la vez resonantes, de incansables campeonatos que disputó con el equipo de Guayllabamba en diferentes partes del país, en especial en el norte de Ecuador, uno de ellos organizado por el Club La Carolina.

“Al Campeón del Torneo de Pelota Nacional, entregado por la Prefectura de Pichincha en el 2005”, dice la leyenda de uno de sus galardones que reposa en su vitrina, junto a otro premio entregado “Al Triunfador de los Interparroquiales”, por parte de la Federación Ecuatoriana de Pelota Nacional, y el que le otorgó la Liga Deportiva Parroquial de Puembo, “Al Campeón del Torneo de Pelota Nacional, Copa Jorge Enríquez 2017”. La última institución inclusive le entregó un reconocimiento por ser uno de los tres mejores organizadores de eventos de ‘Pelota Nacional’.

Don Manuel (2D) integra el equipo de ‘Pelota Nacional’ de Guayllabamba con el que juega algunos campeonatos. Cortesía

En otra esquina sobresale una de las tablas con las que se jugaba hace 60 años, la misma que no tiene ‘pupos’ y está forrada con cuero de chivo, llegando a pesar 25 libras. “En ese entonces se utilizaba una bola muy pesada fabricada con la cerda de la cola de caballo, cabuya o pabilos”, trae a colación.

El dispositivo móvil de Andrés también nos permite observar algunas de sus tablas y guantes favoritos con las que ha librado mil y un batallas.

Al terminar de pegar milimétricamente los pupos, Don Manuel nos comparte que la técnica para la elaboración de las paletas -cuya confección se demora de dos a tres días- poco a poco se ha ido perfeccionado y hasta cierto punto mecanizando con la implementación de plantillas. Es así que se las puede encontrar en diferentes colores y hasta pueden ser personalizadas a gusto del cliente. El precio varía entre 80 dólares y 250 dólares, según el peso y el tipo de madera, aunque generalmente se utiliza seike.

A la par en su taller de carpintería se confeccionan guantes que también son utilizados en este deporte. Pueden pesar de 10 a 25 libras y tiene un diámetro de 40 centímetros. Precisamente durante la transmisión del vídeo -que se interrumpe y congela en algunas ocasiones por la débil señal- aparece en escena una balanza antigua de aguja, con la cual pesa “exactamente” dichos implementos deportivos.

Los guantes que se utilizan en la ‘Pelota Nacional’ también son confeccionados por Don Manuel. Cortesía

Sus facetas

Don Manuel tiene 70 años, pero aparenta menos edad, quizás porque desde los 12 practica la ‘Pelota Nacional’. Su experiencia como jugador activo y carpintero le han permitido combinar sus dos pasiones. “Prácticamente nací con este oficio, la carpintería me permite aportar de alguna manera con el desarrollo de la pelota nacional que se rehúsa a morir”.

Guerrero sostiene una de sus tablas favoritas antes de salir a jugar. Cortesía

No obstante, se muestra algo incrédulo con que este oficio se mantenga con el paso de los años. “En Pichincha solamente tres personas nos dedicábamos a esta actividad, dos son fallecidos, espero que Dios me de fuerzas para seguir en esta labor que tanto me apasiona”.

La vida de este personaje, considerado “El Último Custodio de la Pelota Nacional”, siempre ha girado en torno al deporte. Como buen ‘norteño’ es fanático del ciclismo de pista y ruta.

“Claro, no tuve la suerte de participar en carreras grandes como lo hace Richard Carapaz, pero sí competí en competencias interprovinciales en Imbabura, Carchi, hasta que conocí y me decanté por la Pelota Nacional”.



Don Manuel es multifacético, incluso llegó a ser entrenador de la desaparecida Escuela de Pelota Nacional para Niños tras ganar un curso. Con estos antecedentes, sin duda, es ‘voz autorizada’ para exigir a las autoridades mayor apoyo, con el fin de “salvar este deporte ecuatoriano y evitar que muera”.

Don Manuel Guerrero ha practicado toda su vida este deporte nacional. Cortesía

“Hemos venido insistiendo toda la vida, incluso recientemente hablamos con el presidente de la Junta Parroquial de Guayllabamba solicitando una canchita de tierra, pues la Pelota Nacional no se juega sobre cemento porque bola no botea adecuadamente”.

“Lamentablemente la Pelota Nacional está desapareciendo, esa es la verdad, a pesar que existe mucho interés principalmente de personas que nos miran desde afuera. Varios canales nacionales e internacionales, incluido uno de Italia, han venido a ver cómo se practica este deporte y se han ido muy contentos. Por mala fortuna vemos que actualmente la juventud se dedica a otras actividades y prefieren quedarse en casa…están secuestrados por la tecnología”.

Con esta profunda reflexión termina la videollamada en medio del canto de un desubicado gallo que sin duda alguna cada mañana con su «kikiriki» despierta a los vecinos de la agrícola, deportiva y turística Guayllabamba (vocablo quichua que significa llano verde). Termina la entrevista, pero no las ganas de Don Manuel por mantener ‘viva’ a la ‘Pelota Nacional’.

 

Un deporte milenario que fue practicado por los Incas

 

Nelson Báez, presidente del Club Pelota Nacional La Carolina, explica el origen de este deporte ecuatoriano se remonta hace mucho tiempo atrás. “Hace más de 500 años, los Incas jugaban con troncos y pelotas elaboradas con piel de animales”.

El dirigente, de 80 años, sostiene que la ‘Pelota Nacional’ pasa de generación en generación. “Mi abuelito le enseñó a mi papá, quien a su vez me transmitió sus conocimientos. Desgraciadamente este deporte está decayendo porque solamente es practicado en su mayoría por personas de la tercera edad, a los jóvenes no les interesa”.

La ‘Pelota Nacional’ pasa de generación en generación. Cortesía

Tampoco cuentan con el respaldo de las autoridades competentes, asegura Báez. “No contamos con el apoyo de Concentración Deportiva del Pichincha, ni tampoco de la Secretaría del Deporte, pese a que estamos conformados jurídicamente como Asociación Deportiva y Federación Ecuatoriana de Pelota Nacional que curiosamente se encuentra en Guayaquil”.

La ‘Pelota Nacional’ actualmente se practica en la Sierra centro y norte ecuatoriana. De las 24 provincias de Ecuador, la ‘Pelota Nacional’ se juega en Carchi, Imbabura, Sucumbíos, Pichincha, Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua. Existen 50 clubes entre barriales y jurídicos.

“Como Club organizamos tres campeonatos en el año, pero actualmente se encuentran suspendidos por la pandemia del Covid-19…Ahora no queda nada; antes realizábamos por lo menos exhibiciones en los Juegos Nacionales Deportivos”.

Al preguntarle: ¿La Pelota Nacional es originaria de Ecuador?, Báez no vacila un segundo en responder enérgicamente, y sin titubear asegura que “¡Sí!”, pese a que en Colombia también lo consideran suya y la conocen como “Chaza”. “Nuestros aborígenes pertenecían al Tahuantinsuyo y por eso la Pelota Nacional se extendió hasta el país vecino; inclusive se han jugado encuentros binacionales en Gualmatan, Contadero, Iles, Pupiales, Pasto…”.

Inclusive, nos cuenta que constantemente viaja al país vecino para traer las bolas fabricadas de “bleris y caucho” que puedan llegar a pesar 300, 500, 700 y hasta 1.000 gramos que es reencauchada. Cada una cuesta aproximadamente 50.000 pesos, lo que equivale a 13, 46 dólares.

¿Cómo se juega?

Baez indica que la ‘Pelota Nacional’ se juega como el tenis de campo, con la única diferencia que no participan solamente dos (singles) o cuatro deportistas (dobles) en un partido, sino cinco por equipo (dos suplentes o alternantes), quienes ocupan y rotan diferentes posiciones en el terreno de juego: Sacador, Vuelta, Torna y dos Cuerdas (derecho e izquierdo).

Otra diferencia de la ‘Pelota Nacional’ con el tenis de campo se encuentra en las dimensiones de la cancha: 9 de ancho x 100 metros de largo.

Los puntos se marcan como en el ‘deporte blanco’: 15, 30, 40, un juego. “Una mesa se compone de tres juegos. Si los equipos empatan en mesas se tiene que volver a jugar para determinar a los ganadores…Hay un juez y su decisión es la última palabra, sea lo que sea es juez”, recalca entre carcajadas.

Asimismo en la ‘Pelota Nacional’ existen pasabolas”, conocidos como “sotas”, que generalmente son niños que recogen las pesadas bolas. “Todo jugador empezó como sota”.

Imagen de un partido de Pelota Nacional que se desarrolló en el cantón Bolívar de Carchi. Cortesía

Este deporte también cuenta con categorías: primera (élites), segunda (nivel medio) y tercera (adultos mayores, más de 65 años), y modalidades: Viento, Cerda y Guante (que se juega con una bola de 4 libras), comparte Báez, quien llegó a ser tricampeón de ‘Pelota Nacional’ con su natal provincia de Carchi y Pichincha, en donde reside actualmente.

Dichos y apuestas

 

Santiago ‘Zambo’ Mafla, relativamente es uno de los jugadores más jóvenes de la ‘Pelota Nacional’. Desde los 14 años (actualmente tiene 37) juega este deporte en Mira-Carchi, lugar de su residencia.

En la gráfica: Nelson Báez, Manuel Guerrero, Santiago ‘Zambo’ Mafla y José Luis Folleco, otro jugador de Pelota Nacional. Cortesía

Él coincide en que las nuevas generaciones no se interesan por conocer más sobre esta actividad porque demanda mucha fuerza y no existe apoyo de las autoridades.

Como en otros deportes autóctonos que se practican al aire libre en Ecuador, dígase Ecuavoley o Indor (fulbito en cancha de cemento), en la ‘Pelota Nacional’ también corren apuestas dentro y fuera de la cancha. Se apuesta desde “10 dólares por cabeza, 50 por equipo”.

Todos los fines de semana se reúnen a jugar con sus amigos en los barrios, pero reconoce que lamentablemente cada vez son menos.

En febrero con motivo de las Fiestas de la ‘Virgen de La Caridad’ y en agosto por la Cantonización de Mira se reactiva este deporte ecuatoriano con partidos amistosos frente a equipos nacionales e internacionales. “Entregamos trofeos y medallas a los ganadores, pero también les ofrecemos una comidita y brindamos nuestra tradicional bebida que es conocida en el Mundo como el ‘Tardón Mireño’, porque lo importante es fomentar la amistad como lo hacían nuestros antepasados con la chicha”.

Al ser un deporte popular, los dichos están a la orden del día. Así, por ejemplo, cuando se golpea fuertemente se dice: ‘Saluda a la Bermeja’.

A los jugadores se les llama por sus sobrenombres. Así, por ejemplo, podemos encontrar a ‘Curiquingue’ (ave sagrada de los incas), ‘Chímbalo’, ‘Amarillo’, ‘Venado’, ‘Negro’, ‘Chavito’, ‘Zancudo’, ‘Gato’, ‘Colorado’, ‘Alambre’, ‘Costales’, ‘Arnero’, ‘Paisano’, ‘Perrero’, ‘Chivo’…También se intimida al rival “boquillándolo”.

‘Zambo’ reflexiona que la ‘Pelota Nacional’ es un deporte caro, lo que a su criterio es otro impedimento para que los jóvenes se sumen a esta actividad.

Sin embargo, este rubro no contempla el costo de la indumentaria deportiva. “Anecdóticamente muchas personas se sienten más cómodos jugando con pantalones jeans y hasta botas de militar…Tampoco se necesita cuerpos atléticos, por el contrario, prácticamente se ha convertido en un requisito tener barriga y muchas ganas para jugar a la Pelota Nacional”, cuenta muy risueño.

 

Texto: José Mosquera Baca

Twitter: @jmosquera1982