Código de “Honor”

OPINIÓN |

Cuando fue detenido el ciudadano Alex Bravo, Gerente de Petroecuador, ante lo incontrovertible de las pruebas en su contra por haber recibido sobornos de la brasileña Odebrecht, ama y señora de los contratos públicos en las áreas estratégicas, se dieron dos cosas que me llamaron la atención. La una, las declaraciones del presidente Correa diciendo que “no conocía a Bravo”, ¡imagínense!, un presidente de la República en funciones que no conocía a la persona encargada de conducir la empresa pública más importante del país, aseveración que, como en otras ocasiones, fue desenmascarada por fotos, entre otros documentos, que probaban la franca y abierta relación entre Correa y Bravo. Y la segunda, las declaraciones del abogado de Bravo, quién lanzó una amenaza pública al decir que, “si las acusaciones que le endilgaban a su defendido eran verdad, él, o 29sea Bravo, no podía haberlas cometido solo”.

El abogado de Bravo hacía saber, de esta manera, que su cliente tenía información a través de la cual podía involucrar a otras personas o funcionarios, si se daba el caso, para tratar de defenderse. Siempre estuve atento a ver si las amenazas de Bravo se cumplían, ¡hubiera sido interesante conocer el resto de “peces”!, pero no hubo tal, Bravo se hundió solo y no abrió la boca ni para bostezar: código de honor de la mafia criolla, parida y aupada por la revolución ciudadana?

Viendo lo que le pasó al israelita, pana de los Bucaram, en la cárcel de Guayaquil, me he puesto a pensar si en el caso de Bravo, de Calvopiña, de Pareja Yanuzelli y de otros trúhanes de la misma ralea, no se encontraran amenazas en curso que les impiden decir la verdad. O no será que el dinero mal habido todavía les está esperando en alguna cuenta secreta de la Cochinchina y listo para ser disfrutado cuando paguen la condena. El CNE tiene ahora una obligación moral, ineludible, que es la de transparentar los gastos de la campaña electoral por parte de los candidatos y agrupaciones. Las listas del correismo disponen de muchos “escondites” para financiar su campaña con bombos y platillos, y ya no necesitar de los empresarios del “arroz verde”.