La “mano sucia”

Eliécer Cárdenas E.

OPINIÓN|

Una Corte Internacional volvió a rechazar la demanda ecuatoriana contra la multinacional “Chevron-Texaco”, por los daños ambientales ocasionados durante la explotación del crudo en la Amazonía ecuatoriana, por parte de esta empresa.

Cabe recordar que el Correísmo, tomó este proceso como una bandera de supuesta reivindicación de la soberanía nacional, cuando era prácticamente imposible que nuestro país gane un proceso de por si viciado por una serie de elementos, que no iban a resistir la prueba en cualquier Corte internacional, considerando, además, el poder e influencia de esa transnacional en los ámbitos jurídicos del mundo.

Además, los abogados patrocinadores del reclamo a la “Chevron”, a nombre de grupos indígenas demandantes, tomaron el caso como una simple cuestión de dinero, ya que planteaban sumas astronómicas de varios miles de millones en esta demanda, en calidad de indemnizaciones, dejando en segundo plano la denominada remediación ambiental, cuando en estricta lógica debió privilegiarse esto último y no presentar como unos codiciosos a nivel internacional, a las etnias afectadas por esta gravísima situación. ¿Acaso en el supuesto de ganar el Ecuador esta demanda, las poblaciones afectadas hubieran recibido ese dinero? Nos preguntamos a la luz de la cleptocracia dominante en las esferas gubernamentales.

En un verdadero show mediático, el Correísmo invitó, ahora sabemos que previo pago, a artistas de fama y otros personajes conocidos internacionalmente, para que vayan a los sitios contaminados y hundan sus manos en el viscoso lodo infestado de petróleo, bajo el eslógan de “Las manos sucias de la Chevron”. Además, el régimen de entonces invitó a personajes de la prensa a participar de este espectáculo más bien vergonzoso, y quienes nos negamos a ello, sufrimos la represalia de la desinformación noticiosa en los medios oficiales de entonces, a más de otros “castigos” por ello.

La retórica de la defensa de los recursos naturales, constituye parte consustancial de la manipulación política de ciertos partidos y agrupaciones, que se pretenden ecologistas, cuando en la realidad poco les importa la contaminación y degradación del medio ambiente. (O)