Uno de los principales festivales hindúes lucha por sobrevivir a la pandemia

El importante festival hindú de Durga Puja lucha por sobrevivir a la pandemia en la India, con más de 6 millones de casos confirmados por COVID-19 y cerca de 100.000 muertos, con unas obligadas restricciones de distanciamiento social que evitarán las habituales aglomeraciones de fervientes devotos.

El Gobierno indio anunció que a partir del 15 de octubre, en la quinta fase de la desescalada, se permitirán las congregaciones al aire libre si se mantiene la distancia y se usa mascarilla, mientras que en lugares cerrados, con esas medidas, se podrá el 50 % de su capacidad hasta un máximo de 200 personas.

El anuncio llega justo para avivar un poco el importante Durga Puja, que tendrá lugar entre el 22 y el 26 de octubre, y que se celebra con especial fervor en el estado oriental de Bengala.

Los devotos adoran a la diosa de 10 brazos para conmemorar su triunfo sobre un demonio mitológico. Además Durga simboliza el poder femenino, flanqueada por sus dos hijas y dos hijos, y el cuerpo del demonio bajo sus pies.

Figuras de distintos tamaños de la diosa son exhibidas en las estanterías de los barrios y en los lugares de celebración, lo que requiere que semanas antes comiencen a producirse los ídolos.

Los artesanos dedicados a su fabricación creen que los anuncios de la desescalada deberían haber llegado antes, porque muchos han ido cancelando sus pedidos ante la incertidumbre sobre si se podría celebrar o no la festividad.

«Hemos sufrido grandes pérdidas este año, cerca de 400.000 o 500.000 rupias (aproximadamente 5.400-6.800 dólares) por establecimiento, ya que ha habido una disminución del 30% en los pedidos y los precios también han caído», dijo a Efe Tapan Pal, uno de los artesanos del tradicional barrio de Kumartuli, en la capital bengalí, Calcuta, famoso por sus creadores de ídolos.

«Nunca en 30 años había visto que nuestro negocio se viera tan afectado», dijo el fabricante de 45 años.

Los cerca de 500 reconocidos alfareros bengalíes solían modelar con sus manos cada año al menos 5.000 piezas de Durga, subida al lomo de animales salvajes y agitando con armas sus numerosos brazos, celebrando que la diosa, que vive todo el año en el paraíso del Himalaya, había descendido a la Tierra. EFE