La recuperación se ensombrece

Bladimir Proaño Rivera

OPINIÓN|

La sombra de una recaída se cierne sobre la economía ecuatoriana como consecuencia de un entorno externo más desfavorable y de nuestras dificultades para gestionar el riesgo de expansión del virus. La actividad se frena en el país, a pesar de que algunas industrias van recuperándose vigorosamente, los servicios se resienten de las nuevas restricciones que poco a poco van resurgiendo en respuesta a la escalada de la curva de contagios.

Las expectativas del consumidor, parecía mejorar levemente en junio, vuelve a palidecer a la inversa de lo que ocurre en otros países, más eficaces en el control de los rebrotes. El resultado es un menor gasto de las familias, que prefieren incrementar su ahorro. En agosto, los depósitos bancarios se elevaron hasta 34.258 millones de dólares, 6,9% de crecimiento con respecto al mismo mes del año anterior (y 2.7862 millones más que antes de la pandemia cuando llegaron a 31.476 millones antes de la pandemia).

Las empresas ecuatorianas, incluso aquellas que operan en sectores boyantes, se enfrentan a una incertidumbre exacerbada que disuade la inversión productiva, algo que contribuye a explicar el incremento de los excedentes depositados en las entidades. Esta situación las expone a presas de control por inversores en busca de rendimiento elevado. La inexistencia de un fondo de rescate deja desamparados a grandes grupos de importancia estratégica, como el grueso de la pequeña y mediana empresa columna vertebral de nuestro tejido productivo.

Cuando la respuesta se adapta quirúrgicamente a las causas de los rebrotes, el impacto sobre la economía se concentra en los sectores más expuestos como la hostelería, la restauración o el ocio nocturno. El resto de sectores, sin embargo, persisten en su crecimiento.

En definitiva, la imposición de nuevas medidas preventivas, focalizadas y centradas en las causas de los rebrotes, tendrá un coste para los sectores más dependientes de la movilidad. Pero, como lo evidencia la experiencia internacional, el resto de la economía apenas se resentirá. Y el resultado global será visiblemente favorable para la salubridad, como para la confianza y la sostenibilidad de la recuperación. (O)