Revolución sin precedentes

Alberto Ordóñez Ortiz

OPINIÓN|

El mundo se encuentra frente a una revolución científica y tecnológica sin precedentes. Las fronteras de avanzada son superadas de un día para otro. Y esto ocurre en todos los órdenes. De pronto, lo actual se vuelve anticuado. La sensación de que somos rebasados sin tregua, nos lleva a concluir con Louis Pauwels que todo ocurre con tal celeridad que, en menos de un parpadeo “somos nuestros propios bisabuelos”. La ultraconcienca se ha tomado el mundo y lo maneja a su antojo. En todos los frentes la palabra imposible pierde estabilidad y consistencia.

En el campo de la medicina, su desarrollo es sorprendente. Ahora mismo sabemos que dentro del proceso de recomposición del cuerpo humano, cada cuatro días estrenamos un nuevo recubrimiento del estómago, que un esqueleto nuevo lo inauguramos cada tres meses. Sin embargo, las enfermedades incurables mantienen su doloroso status. Y han aparecido otras nuevas -el reciente covid, por ejemplo- para las que todavía no se ha descubierto la cura. El mismo cáncer que se consideraba que sería superado en la última década del siglo pasado, persiste sin solución a la vista.

En la medicina oriental: el ayuderva o ciencia de la vida, se funda en criterios totalmente diferentes a los de la medicina occidental. Consideran que el cuerpo produce los medicamentos que necesitamos, -tesis ahora aceptada en occidente- pero lo hace mucho mejor que las farmacias. Las dósis son siempre justas. Se parte de la concepción de que “sin conciencia no hay cuerpo” y de que la mente es capaz de curar toda enfermedad, a condición –según el iluminado doctor Deeprak Chopra- de que a través de la meditación -su arma secreta- se alcance el nivel más profundo de la conciencia, ese punto “en que toda enfermedad es reversible”. Encontrarla es, ¡qué duda cabe! El gran desafío. Intentémoslo. (O)