Adios al periodista Fabián Merchán Cordero el legado continúa

QUE LA IRA CONTRA LA INJUSTICIA SIGA PONIENDO RONCA NUESTRA VOZ

2019. Fabián Merchán Cordero, se ganó el aprecio y respeto en amplios sectores populares de Cuenca y el Austro. Se identificó y familiarizó con el tradicional mote de MERCHANSIKI.

Por: Diego Felipe Rodríguez Muñoz

-Podrá apagarse una voz, pero jamás el honor y la gallardía que la motivó. Se podrá dejar de escuchar una voz, pero jamás el eco rígido de aquella tonalidad sedienta de justicia y reivindicación- 

Una voz inconfundible se apagó, luego de que el periodista Fabián Merchán Cordero enfrentará una dura lucha contra este impredecible y despiadado virus que sigue y seguirá cobrando vidas al interior de un lamentable escenario en el cual, continua deambulando –como caldo de cultivo– una evidente desinformación e incertidumbre entrelazada, no solo con incomprensibles políticas públicas, sino además, con aquellos reiterados escándalos de corrupción y hasta contradictorias y repudiables asignaciones electorales cuyos hechos, en conjunto, forman parte del extremo antagónico o única realidad palpable cual es una salud pública deplorable que al no encontrarse a la altura de los acontecimientos vulnera fundamentales derechos inherentes a un ser humano que sigue, y seguirá siendo la última rueda del coche sin que, por lo menos, pueda levantar su voz.

Y será justamente al interior de este lamentable escenario en el que la muerte abraza y se lleva a un ciudadano que mantuvo una auténtica filosofía de vida exteriorizada en la defensa de los intereses del pueblo, con el cual se identificó y convivio ofreciéndole sus espacios, micrófonos y hasta pasiones para contrastar aquella denuncia firme y frontal, con aquella participación directa y espontanea en la que, fue el mismo ciudadano quien pudo expresar su problemática diaria, en busca de atención y respuesta a través de un espacio informativo radial, que sin duda se constituyó en la voz de la ciudad.

Y es que esta voz de alta tonalidad se levantó a través de un singular y sui géneris estilo, en el que Fabián Merchán, rompiendo paradigmas y sobre todo despojándose de pomposas formalidades, impuso proporcionalidad entre el hecho denunciado, abusivo e indolente, y aquel reclamo expuesto con autentico lenguaje de pueblo, que desconoció miedos o tapujos, para reflejar lo que de algún modo se constituye en el frágil sentir de un pueblo cansado de mostrarse formal frente a la mentira, cordial frente a la indolencia, o paciente y sumiso, frente a la reincidencia y flagrante corrupción.

1961. Dr. Ricardo Merchán Pacheco, a la edad de 27 años haciendo locución en la Radio Cuenca. En la gráfica consta Lautaro Pinos Guaricela, Gerente de la emisora.

Parecería que este elevado reclamo contra corriente, encaja y da sentido a lo expresado por Vicente Rocafuerte, cuando frente a la politiquería y corrupción, sentenció: “En este país de insensatos, solo se puede gobernar a latigazos”.

No cabe duda, que estas expresiones revestidas con los ropajes de la jocosidad e ironía, en más de una ocasión terminaron sacándonos, o bien una sonrisa, o bien una carcajada. Al respecto y como parte de su filosofía integral de trabajo, señalaba: “…la noticia de por sí tienen efectos negativos sobre la parte emocional de quien la escucha. Mi propósito es informar, pero al mismo tiempo, busco conseguir que el oyente no termine más estresado…”. Su preocupación por el pueblo abarcó varios conceptos.

Y si bien este peculiar estilo de periodismo, abarcó la informalidad, el lenguaje de pueblo y la jocosidad, Fabián buscó hacer prevalecer dos objetivos muy bien definidos: objetividad y dinamismo, que tuvo eco al visualizarse cambios significativos en el entorno social comunitario. Sus reclamos, exigencia y críticas no hicieron distinción entre políticos, autoridades, instituciones o avezados delincuentes.

Por todo ello, la ausencia física de Fabián Merchán deja un profundo vacío, no solo en el periodismo hablado, sino fundamentalmente en aquellos sectores a los que defendió incansablemente a través de su inconfundible voz que, expresada a capela, terminó arraigado en el pueblo común y sencillo, como así lo demuestran los ratings de sintonía, pese a que, con toda seguridad, debió tener también sus detractores.

2014. Fabián Merchán –primero de la izquierda- en el desfile de promociones del Colegio “Benigno Malo”, junto a compañeros del sexto curso “C”, promoción 1984

EL PERIODISMO COMO PARTE DE UNA ESCUELA FAMILIAR

Pero tras este singular estilo periodístico, encontramos un proceso de formación, que por ningún concepto responde a la casualidad o improvisación. A los diez años de edad, Fabián ya tomó una grabadora para realizar sus primeras entrevistas y a los dieciocho incursionó formalmente en esta actividad, compartida con sus estudios universitarios, que le permitieron obtener el título de abogado, todo ello, bajo la tutela de la vieja escuela ya emprendida por su Padre, doctor Ricardo Merchán Pacheco, distinguido abogado y docente del Colegio “Benigno Malo”, quien ejerció el periodismo inicialmente en las estación radial “El Mercurio” y otras, para finalmente en 1986, fundar la programación radial “La voz del País”, que la ejerció con firmeza, pero al interior del tradicional estilo de la vieja guardia formal de antaño.

Problemas de salud y posterior fallecimiento de su Padre, llevaron a que Fabián tome la posta, para iniciar el segundo tramo de una actividad que se vio enmarcada por una innovación, que ha convivido armónicamente entre los espacios del carisma, la jocosidad, la frontalidad, la valentía y hasta de los errores que son parte sustancial del aprendizaje.

Es por ello que, bajo este escenario característico de una Cuenca tradicional, el trabajo radial desarrollado por Fabián, pertenece a una escuela periodística familiar de vieja data, cuya cimentación abarca y proyecta diferentes facetas de las que hoy, así lo ha dictado el destino, toma la posta su hijo Juan Andrés, con la ineludible responsabilidad y compromiso de continuar con tan delicada actividad que, sin duda, seguirá mostrándose contra corriente frente a peligros, presiones y hasta tentaciones absolutamente superadas por su Padre y Abuelo.

Y es el pueblo quien ha constatado aquella transición directa y sin benéfico de inventario, formalizada en el instante mismo en el que Fabián, desde su lecho de muerte, reiteró a Juan Andrés toda su confianza, valorando profundamente su capacidad. Le recordó que toda esta larga trayectoria en beneficio de Cuenca, no puede ni debe decaer, expresando finalmente lo orgulloso que se siente de él. Amén.

A su pueblo recordó ser solo un hombre tras un micrófono, al que nadie ni nada le hizo callar y que, de tocarle partir, lo haría con honor y gallardía.

1993. El doctor Ricardo Merchán Pacheco junto a su hijo doctor Fabián Merchán Cordero, disfrutando de una reunión familia.

No será entonces genuina protesta aquella llevada hasta entrelazarla con el último aliento de vida exigiendo cambios a realidades locales o nacionales como las desvalorizadas y decadentes de las últimas décadas en las que ha predominado un reclamo débil y reducido al simple murmullo, o el simple secreto a voces, o al comentario temeroso por parte, inclusive, de aquellos que en otros momentos se mostraron como irreverentes críticos, poseedores de tonalidades altaneras y hasta expresiones desafiantes pero sumisos, silenciosos y pasivos en épocas de temor o miedo. Muy identificados editoriales de medios escritos locales, contadas plumas y muy pocas voces se mantuvieron indelebles, rígidas y sonoras como lo fue la de Fabián Merchán.

Es por ello, que el reclamo fundamentado debe continuar desde todos los espacios sociales, incluida la misma Iglesia. Ya lo dijere el escritor francés Francois Mauriac: “la vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por aquellas que se sientan a ver lo que pasa”. Lo propio señalaría el filósofo romano Cicerón: “la verdad se corrompe tanto, con la mentira, como con el silencio”.

Ojalá por cada voz de protesta que se apague se enciendan diez. Más aún en los actuales momentos que sufrimos los graves efectos de esta pandemia con una economía que tiene que ser defendida y apuntalada bajo la tutela de un Estado con políticas públicas de salud estratégicas y técnicas, dotando a Hospitales y Centros de Salud con insumos básicos, proporcionando a médicos y personal de primera línea implementos de bioseguridad adecuados y seguros. Nadie debe morir por el pecado de no contar con cinco, diez o setenta mil dólares para el pago de cualquier tratamiento, incluido este virus.

Tu caballerosidad y los viejos recuerdos del colegio se van contigo querido Fabián. El eco inconfundible de tu voz se mantendrá sonoro para recordarnos cómo se debe vivir, y como se debe morir.

No solo has infundido respeto y coraje. Hoy nos inclinamos reverentes ante la tumba de un ser humano simple, sencillo y valiente, que nadie ni nada, incluido este virus con todos sus efectos, pudo apagar su gallarda voz, que si se puso ronca fue para seguir reclamando justicia. Honraste a tu Padre, a tu familia y a tu gente. Descansa en paz auténtico amigo del pueblo y genuino caballero, titán de la información.

2019. Extrovertido y multifacético el doctor Fabián Merchán junto a su hijo Juan Andrés y sobrina Domenica Gonzalez Merchán participando en el tradicional Pase de Niño Viajero.