Experiencia optimista

EDITORIAL|

El feriado largo que concluyó el domingo nos deja una visión optimista del proceso de normalización sobre el cual se han dado los primeros pasos en medio de la pandemia que nos agrede. Desde el punto de vista económico se ha reactivado parcialmente el área del turismo, sin llegar a las condiciones anteriores. La posibilidad de movilización, observando las normas para evitar los contagios, se ha dado y los hoteles han funcionado sin llegar a las condiciones de anteriores, igual se puede decir de instituciones similares que han permanecido paralizadas por meses, dando un respiro a las inversiones que en el pasado se hicieron con este propósito.

En un sentido humano, la disminución sustancial del confinamiento, ha hecho que muchas personas se reintegren a sus actividades normales en las que la intercomunicación con otros tiene mucha importancia. La recreación no es un lujo, es un componente importante en el ordenamiento de la vida y una de sus preciadas formas es la movilización a lugares diferentes con el propósito de disfrutar por un tiempo de otros espacios atractivos, haciendo una pausa a la monótona rutina. Los avances tecnológicos han posibilitado que este tipo de movilización se expanda a crecientes sectores de la población de acuerdo con sus posibilidades económicas.

A lo largo de la historia, la humanidad ha tenido que hacer frente a una serie de enfermedades que han aparecido generando cambios en el ordenamiento vital común, sin que su proceso de cambio haya sufrido sustancialmente. En el caso actual, la incertidumbre se mantiene, pero no es factible dar un giro radical al ordenamiento de la vida como ocurrió con los primeros días de confinamiento. Adaptarse a nuevas condiciones, como ocurre con el progreso es satisfactorio y positivo, pero tenemos también que hacerlo con lo negativo. La incertidumbre sobre el futuro en este caso, tiene que llevarnos a coexistir con este problema de salud esperando que un día desaparezca o pierda importancia.