Locura

Aurelio Maldonado Aguilar

La política ecuatoriana está en franco estado de esquizofrenia que, al parecer, no tiene cura a corto y mediano plazo. Con este término defino lo que ocurre y sería del todo saludable si el pueblo encontrase forma de mejorar, escarbando en real fuente del problema. Acarreamos inveterada la enfermedad, pero agravada e intensa desde Montecristi. Me da por pensar que gran parte del desequilibrio radica en mañosas y dirigidas imposiciones de aquella constitución fraguada por un grupo de atorrantes, corruptos, delincuentes -varios términos les calza- que aprovechando la ingenuidad del electorado que creyó en el discurso, aceptó el paquetazo de leyes como la mejor constitución vanguardista del mundo que duraría como el Reich, mil años. Otro aspecto, la idiosincrasia del pueblo o como suelen decir jocosamente indiosincracia -recuerden que soy mestizo- donde impera en la sociedad, enorme grupo de obligados votantes ignaros que no entienden la verdadera ética y moral en que debe basarse una buena sociedad y solo saben de prebendas y regalos para evitar trabajar, como el bono y sándwich y cola en campañas, que atiza la demagogia que cosecha frutos. Locuras son, en mi entender, que exista veintena de binomios presidenciables, cuya gran mayoría, son simples y mediocres personajes sin el menor criterio de estadistas ni experiencia o preparación buscando poder. Locura y sapada es que muchos bandidos, incluso sentenciados y encarcelados, pretendan candidatizarse para lograr impunidad en sus fechorías. Locura y desvergüenza de un triste personaje que intenta ser candidato por sexta ocasión y como no tiene partido, se une al creado por un malhechor, marido de otra delincuente sentenciada. Locura que una asamblea llena de facinerosos cobradores de diezmos, coimas y miembros de delincuencia organizada, formen comisiones investigadoras de delitos y promulguen leyes y reglamentos, siendo ellos mismos sentenciados o corruptos comprobados y hoy juzgan a Romo, porque la policía utilizó lacrimógenas caducadas, sin importarles que vándalos aleccionados, pagados, expertos en disturbios, quemen, secuestren, ultrajen ciudades y personas de forma concertada y criminal. Locura que personajes de baja estopa, cantantes, payasos, futbolistas, etc. menudeen en listas a ser electos en importantísimos y cruciales espacios y locura es, pues, que gente honesta y preparada, no logre espacio ni quiera sumar su valía, ante el riesgo de enlodarse en el intento. (O)