Los santos “non sanctos”

Marco Carrión Calderón

Hace pocos días supimos acerca de un sacerdote católico de origen español a quien la gente de un cantón azuayo sigue considerando “santo” y motivo de un culto especial.

Creó instituciones aparentemente benéficas en las cuales se ha denunciado que cometía abusos sexuales a menores de edad y diversas formas de maltrato a personas adultas. Se conoce que el Arzobispo de Cuenca, al recibir denuncias le suspendió en la administración de alguna de esas instituciones. El proceso civil que inició una madre de familia parece haberse diluido entre los archivos de la Corte de Justicia del Azuay. Algo parecido a lo que ocurre con el caso de otro sacerdote cuencano denunciado por los mismos delitos. El Arzobispo Luna Tobar conocía ambos casos y no hizo nada.

Quieren ampararse los sacerdotes en el “secreto de confesión” para no denunciar a sus similares por la comisión de estos tremendos delitos. De una vez por todas es necesario que las autoridades civiles judiciales y legislativas aclaren si ese “secreto” que establece derechos a unos elementos de la sociedad está por encima de las leyes que son para todos los ciudadanos.

Y ahora tenemos otro escándalo de la religión católica, el del Cardenal McCarrick, arzobispo de Washington, que ha sido denunciado por abuso sexual a menores de edad, homosexualidad y por obligar a seminaristas a compartir la cama con él. Tan grave como todo eso es que los anteriores Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI conocían las denuncias de estos hechos, pero prefirieron encubrirle lo cual es, obviamente, un delito. Uno de estos encubridores hasta llegó a ser designado “santo”.

Se llega a saber de pocos casos ¿Y los centenares o miles que no se conoce…? ¿Y algunos como estos seres quieren imponernos normas de moralidad y conducta a todos los ciudadanos…? (O)