Sacrificio

Catalina Sojos

OPINIÓN |

El teletrabajo que sufre la mayoría de la población infantojuvenil de nuestro país, implica nuevas condiciones y requerimientos que deben ser reconocidos por el Estado. El esfuerzo visual, físico y psicológico, las consecuencias en la columna y en todo el cuerpo por la obligación de estar sentado frente a una computadora una cantidad determinada de horas, la paralización de otras actividades recreativas y de energía como el ejercicio y el descanso, tienen que ser sujetos a un horario; tenemos los casos de profesores que, además son padres de familia, y el sobre esfuerzo es fatal. Debe haber leyes que protejan a los profesionales, los cuales, por temor a perder su empleo corren graves peligros de salud que se verán en poco tiempo. La violencia intrafamiliar, enfermedades reales o imaginadas, son producto de la pandemia y del encierro, entre otras causas; si a ello sumamos el hecho de que se han generado nuevas formas de explotación, tenemos un panorama que debemos destacar. El teletrabajo debe ser controlado y formar parte de los derechos de los ciudadanos, al fin y al cabo, el COVID- 19 nos cambió los hábitos y eso debe generar nuevas propuestas. Una mayor tasa de seguro médico, la compensación económica y otras medidas deben ser analizadas para la defensa de la población activa de nuestro país. (O)