Por navidad y año nuevo

Roberto Vivar Reinoso

Entramos de lleno a navidad y año nuevo, celebraciones predominantemente comerciales. Se agudizará entonces la urgencia por priorizar lo económico sobre las medidas sanitarias que limitan la movilidad. Porque muchos salen a las calles, se aglomeran, llenan las unidades de transporte público, les estorba la mascarilla, venden productos alimenticios donde y como quiera, buscan trabajo, se endeudan hasta la coronilla, no para contravenir restricciones oficiales sino buscar el sustento diario.

Así la población va perdiendo el miedo al virus porque no es tan fiero como lo pintan. Si los síntomas se parecen a la gripe, considerémoslo como tal; cuando empeora le llamamos “trancazo” y el último grado de enfermedad es la neumonía, que puede ser mortal. Así considerada la pandemia existió siempre quizás con otro nombre; en cualquier caso vino para quedarse con vacuna o sin ella, como demostró desde el año 2009 en nuestro continente la influenza aviar, científicamente denominada H1N1. Sospecho además que tiene razón el premier ruso Vladimir Putin al reprochar a la prensa y los líderes del mundo, porque con esta bulla intentan eliminar gente so pretexto de la superpoblación humana.

Dibujado así el panorama la sociedad no soporta más restricciones económicas, que al cabo inciden en su salud y bienestar.

Y hay otra ocasión para no inmovilizarnos por el coronavirus: el proceso electoral dentro del cual las concentraciones masivas resultan indispensables. Porque muestran el poder de convocatoria de los líderes. Ya lo vimos durante la inscripción de candidaturas; las presiones de la alianza UNES contra el TCE y CNE para que resuelvan las apelaciones en su contra; inclusive la movilización que protagonizaron la semana pasada alcaldes y municipales, para reclamar por los recortes presupuestarios. (O)