Árboles míticos: el Matapalo

Existen árboles que cumplen un rol mítico en la evolución de los pueblos, detalle que no es ajeno a nuestra historia y es un constante componente cultural que, a veces, es un pilar fundacional y como tal está presente en la cosmovisión, en las artes y en la literatura como, en el caso de la novela ecuatoriana en la que, plantas nativas de la Sierra, de la Costa y de la Amazonia, cumplen funciones de referentes culturales comunales.

El Matapalo, árbol corpulento de múltiples exóticos troncos y tupido ramaje que se mecen como un todo en la tempestad,  cumple un rol mítico en el agro montubio, tradición ancestral rescatada, por José de la Cuadra, en la novela  Los Sangurimas, cuando parodia el origen del clan fundacional de esta estirpe montubia y su patriarca , el “tronco añoso”, Don Nicasio Sangurima, con la feroz fecundidad de este vegetal nativo que, enraizado diverso y profundamente en la fecundidad del agro, da nacimiento a varios troncos robustos que igual se ramifican exuberantemente, como Don Nicasio en sus hijos, en sus nietos y en toda la descendencia que desde su feudo en “La Hondura” crece y se expande como “una familia montubio dentro del pueblo montubio” y que, como el formidable Matapalo, expuesto a tormentas y tempestades también, alguna vez, fue sacudido por el vendaval de las pasiones que estremecieron todo su andamiaje humano y social que condujo a su trágico final.

Entre lo real, lo real maravilloso y realismo mágico, la novela en referencia, recoge mitos, tradiciones, creencias y saberes que orientan y definen la cotidianidad del habitante del agro montuvio ecuatoriano, desde su local geográfico, histórico y humano; su conflictividad, pasiones y expectativas que, incorporados en un entorno, cuya belleza rebasa lo real imaginable, encuentra en el Matapalo, un mágico referente y paralelismo mítico inaugural. (O)