Mi Padre

Josefina Cordero Espinosa

“Duermes padre tu viejo sueño de tierra

bajo el aire azul de los días,

bajo la sombra azul de las noches,

bajo las auroras y los crepúsculos.

Tu cuerpo como la tierra que el viento,

los soles y el rocío

desmenuzan en las praderas”, Jacinto Cordero Espinosa.

 

Padre, siguiendo la corriente de lo eterno recorreré tus pasos en la casa, en los huertos, en las haciendas que ahora son ajenas, pero fueron territorio del amor por tus hijos; padre sembrador cuidadoso de alegrías y de sueños igual que las flores que afectuoso atendías en los corredores y senderos; hacedor de las más bellas cometas que desde tus manos se elevaban a las constelaciones, con la ternura humilde de maestro atinado y consejero prudente; caballero del pincel maravilloso plasmaste en madera y lienzos los más hermosos cuadros de amaneceres y crepúsculos en paisajes que guardabas en tus ojos claros, como una forma de hacer poesía con lo que tanto amabas y recordabas de tu dolida infancia.

Te seducía la corriente rumorosa de los ríos, el sonido musical de los trigales maduros agitados por los vientos; el trinar de las aves en los árboles y matorrales de las cercas; admirabas el campo y la montaña; gozabas con el galopar de tus caballos …

Y sobre todo, amabas a los campesinos, a sus niños, gozabas con su alegría ingenua y franca. bromeabas jugando con ellos tiernamente …

Padre inolvidable, te fuiste como nos vamos todos, pero para tus hijos y los míos, siempre estás presente. (O)