La gran deuda

Martina Pérez

El 2020 ha resultado un año difícil de describir, un tiempo de reflexión y profundos errores. Ecuador se ha consolidado como un país con grandes deudas, una de ellas y la más alarmante es la ambiental. La ausencia gubernamental en la Amazonia nos duele, pero sobre todo nos indigna porque la reparación y la justicia parecen casi inexistentes en una tierra sagrada, ignorada y abusada donde las 105 comunidades indígenas aún sufren las consecuencias del derrame de petróleo ocurrido en abril; donde se evidencia la falta de atención médica, la brecha tecnológica y educativa, el aumento de contagios resultado de la industria extractivista que no ha parado sus funciones y la falta de acción del MSP. El abandono a comunidades indígenas es la plena traducción de la incompetencia estatal que mata, contamina y es indiferente a los estragos en la Amazonia a causa de la pandemia, la industria maderera y petrolera, el despido de guarda parques y sus mismas políticas neoliberales. La Amazonia se está desangrando, las comunidades son protagonistas de las consecuencias, ¿qué estamos dispuestos a hacer para defender el territorio? Es la pregunta ambiental necesaria, diaria, dura y perpetua. (O)