Vientos y tempestades

Claudio Malo González

“Quien siembra vientos cosecha tempestades” nos enseña un refrán. No son pocos los ejemplos en la historia; la semana pasada, fuimos testigos de un huracán, gestado en Washington por su actual presidente, como despedida a su gestión. Arrasó al Capitolio, considerado el “templo de la democracia”. Algún político de renombre dijo que eso podía ocurrir en una “banana república”, pero no en la primera potencia del mundo. Este “festejo” culmina con el aluvión de insultos “Trumpudos” en  cuatro años.

La invasión al congreso parecía protagonizado por las hordas de Maduro para “evitar” que, cumpliendo con una función de rutina, esta institución certifique el triunfo de Biden. No cabe olvidar la extrema “generosidad” de Trump que, insistiendo que fue víctima de un fraude, hizo la concesión de permitir que el 20 de enero se lleve a cabo el cambio de mando. Este hecho pasará a la historia, espero que cuando se escriba del II tomo de la “Historia de la Estupidez Humana” de Paul Tabori.

Sin desconocer problemas, como el racial, ese país ha demostrado cómo el funcionamiento apropiado de la democracia ha hecho de ese Estado la primera potencia mundial. Salvo la guerra civil, las sucesiones presidenciales se han dado mediante elecciones con el respeto a un principio básico: aceptar la derrota y, si hay dudas electorales, recurrir a los tribunales establecidos. Trump rompió esta regla y, pese a que todos los tribunales a los que recurrió aceptaron el triunfo de Biden, insiste en que le “robaron su victoria”.

Hemos visto como la gula por el poder puede llevar a situaciones absurdas, con la esperanza de que autores cómplices y encubridores -comenzando por su cabecilla e inspirador-  de este asalto reciban la merecida sanción. (O)