Elección de asambleístas

Si en la elección del próximo presidente de la República se pone en juego el futuro del Ecuador, también reviste de suma importancia la de los asambleístas.

La mayor expectativa de la campaña se centra en la presidencial, y hacia se ella se dirigen todas las estrategias de la propaganda, tendente siempre a estimular las emociones más que al cerebro de la gente. De lo contrario dejaría de ser propaganda, inmunizable solamente con sentido crítico y correcta información.

Los aspirantes a la Asamblea Nacional, al no tener nada que ofrecer, dado que su rol constitucional es legislar y fiscalizar, siempre apalancan la posibilidad de su triunfo en la figura presidencial.

Son pocos quienes deben superar esa especie de deficiencia. Pertenecen a movimientos políticos, por lo general provinciales, que, si no se han aliado a otros de carácter nacional y con peso electoral, corren el riesgo de quedarse en el camino.

Ahora para la distribución de escaños en la Asamblea se aplicará el método Webster que, contrario al de D’Hondt, permitirá una mayor representación de las minorías.

Con el segundo, como lo registra lo sucedido en los últimos años, si gobierna un partido fuerte surge la hegemonía, la imposición, el poco o nulo debate de leyes, dando paso, incluso, a la aprobación de normas anticonstitucionales. Y el país conoce de sobra estos hechos.

Con el primero, surgen las llamadas “mayorías móviles”. Actúan según las conveniencias y hasta promueven los “pactos de la regalada gana”. El Ejecutivo se ve obligado a negociar, no siempre con transparencia, y es cuando mete sus fauces la corrupción, se pone en riesgo la gobernabilidad del país y sobreviene el conflicto de poderes.

He allí algunas razones para que el electorado, con el mismo deber cívico con el que debe proceder para elegir presidente, actúe para escoger a los nuevos asambleístas.

La Función Legislativa, como contrapeso del Ejecutivo, es vital, mucho más ahora que el país requiere de consensos para salir a flote de la crisis económica, social, moral, y la que deja la pandemia.