Error catastral

José Chalco Salgado josechalcosalgado@gmail.com

El Rey Servio Tulio, en época de la Antigua Roma, estableció el tributum soli que consistió en una contribución que se realizaba por parte de los nobles y terratenientes en atención al patrimonio inmobiliario catastrado que poseían en el Imperio. Se trataba en estricto sentido de un tributo por propiedad registrada.

Babilonia, Egipto y Grecia utilizaron a estos registros o catastros, como un instrumento idóneo para establecer contribuciones y además el alistamiento de bienes inmuebles con su ubicación, dimensiones y uso. En Inglaterra, existió el Libro de Winchester que fue utilizado por Guillermo I con la finalidad que sus asesores recorran todo el territorio y establezcan quiénes tenían propiedades y en esa línea definir los recursos del reino. El libro Becerro de las Behetrías de Castilla, es el catastro más antiguo que se ha conocido y el cual señaló con precisión, dentro del territorio castellano, la organización del espacio.

El catastro es así, un registro -de administración normalmente público- en el cual se determina los bienes urbanos y rústicos existentes en un territorio. No es un error, ni mucho menos garrafal.

Concretando. El primer debate de los candidatos presidenciales que se realizara por Diario El Comercio, mostró la capacidad contada -de algunos- y la limitación mayoritaria -de muchos- candidatos. Están preparados para ser chimbadores, oportunistas, improvisados y algunos inclusive miembros de la academia de la deslengua. Cualquier disparatada vale, no importa el ridículo ni la controversial imagen. Vale todo.

¡Garrafal error! Eso sí. Error de bulto, es ser candidato para decir cualquier cosa. Entre engaños y mentiras. Promesas y populismo. Entre catastros por error, verdades verdaderas, jamás sin jamás(ses), empleo sin empleo y cuántas ocurrencias más. Registrado, catastrado, quedan sus perlas, y hay decenas. Ya atrás quedó aquel tiempo, el de la formación y serio liderazgo. (O)