Como definición tenemos que se trata de un personaje estereotipado representado comúnmente con vestimentas extravagantes, maquillaje excesivo y pelucas llamativas y que usualmente es asociado con trabajos de circo, diversión o cualquier otro condimento cuya búsqueda radica en conseguir el agrado del público.
Bajo este contexto, hemos tenido grandes representantes de este gremio, individuos que sinceramente han logrado importantes aportes a este cuerpo y que han servido de referente de un sinnúmero de personas y sociedades. De igual manera en nuestro entorno, hemos encontrado a seres muy graciosos y agradables que se han sabido ganar su sitial en nuestras memorias.
Lo irónico de esta publicación es que, buscando un término para definir lo que se transmite en estas líneas y, previo a pedir disculpas sinceras a mis amigos payasos por la grotesca comparación que se realiza, comienzo a referirme a estos pseudo políticos que han tenido la osadía de pulular por algún espacio en las próximas elecciones políticas nacionales.
Nos basta con mirar lo que han hecho estos seres en las redes sociales y encontraremos que se dedican a cantar, bailar, disfrazarse, hacer coreografías y cualquier otro tipo de acrobacia que busque llamar la atención de los ciudadanos para ganarse la simpatía y conseguir un voto. Lo que tristemente no hemos podido observar es que estas personas salgan a la palestra y nos transmitan lo verdaderamente esencial, la ideología política y las ideas de campaña que estos pobres personajes pretenden implementar si es que ganasen lo que tanto dicen que están preparados para asumir. ¡Esto simplemente es una verdadera vergüenza! (O)
