¡Transparencia!

Ana Abad R.

Ahora más que nunca necesitamos respirar, tomar agua e invocar la mayor calma posible, dejar sensibilidades personales, actitudes egocéntricas y mirar, aunque nos duela o no nos guste, la cruda y grave realidad económica, política y social que vivimos, porque negarla o adornarla bajo cifras o discursos populistas para intentar suavizarla o peor aún negarla, es ahondar más la crisis ética, moral, social, política que vivimos, con una institucionalidad que nos ha puesto al límite del desborde social, como se evidencia en la situación explosiva a la que nos han llevado los constantes desatinos de las actuaciones y declaraciones del CNE que, aun sin credibilidad, se atreve a  “jugar con fuego”. La ausencia de transparencia y legalidad en estas elecciones se ha convertido en motor para que diferentes sectores sociales manifiesten, con firmeza, el rechazo a cualquier adulteración a los resultados electorales, por tanto, a la violación de la soberanía popular “tan inaceptable como repudiable”, en apego total al sistema democrático, aunque como dice la sabiduría popular, escrita en un grafiti: “Nuestros sueños no caben en sus urnas”. (O)