La imprudencia del CNE

Gerardo Maldonado Zeas

Una incorrecta lectura del conteo rápido de parte de Diana Atamaint al decir que Yaku se encontraba segundo, y la corrección de Enrique Pita manifestando que las cosas eran al revés, provocaron una hecatombe emocional en el país. Dudas, a mi criterio infundadas, de fraude electoral empezaron a circular en las redes sociales.

El lunes pasado a las 5:00 p.m todas las provincias del país tenían actas con inconsistencias, y es elemental deducir que mientras más pequeñas en población electoral son, los problemas se subsanarán primero. En Guayas al tener el 23 % de votantes del padrón nacional, los ajustes tardarían más tiempo. Las preferencias electorales hacia Lasso respecto a Yaku, fueron superiores en términos porcentuales en varias provincias y circunscripciones exteriores que representan el 65,8 % del total de la población electoral: Guayas (189 %), Manabí (144 %), Pichincha (55 %), Esmeraldas (69 %), Los Ríos (26 %), El Oro (23 %), Santo Domingo (10 %), Galápagos (107 %), EEUU (26 %) y América Latina (274 %). Era entonces, cuestión de horas para ratificar a Lasso en la segunda vuelta electoral, por ser una simple proyección matemática.

El problema es que la sociedad ecuatoriana está confundida por todo lo que se dijo durante la semana, sumados a los intentos de violencia callejera. Yaku habla de fraude y ya pidió abrir las urnas en varias provincias. Lasso recibió el triunfo con serenidad, y por el bien del país, la tranquilidad de Yaku y sus votantes, apoya el reconteo dentro de lo que posibilita la ley.

Correa es el más feliz con esta desestabilización electoral; por un lado, si gana Lasso le calificará de un triunfo con dudas; y si Yaku pasa a la segunda vuelta, de acuerdo a su acomodado estilo de interpretar las cosas, le acusará de violento y desestabilizador. El 67 % de la población que no votó por Araúz, pide de manera clamorosa a Lasso y Yaku, con cualquier resultado del reconteo, sellen un acuerdo para evitar que el Correismo se tome el poder de nuevo, y con esto salvar al país de un cataclismo. (O)