En la frontera Ecuador – Perú prima la clandestinidad

Perú cerró sus fronteras por la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19. Xavier Caivinagua/El Mercurio

Había mares de gentes yendo y viniendo, y sin embargo, el panorama cambió en la vía que une Ecuador con Perú, en Huaquillas. La emergencia sanitaria obligó a cerrar la frontera con vallas, tanto en el lado ecuatoriano como en el lado peruano para evitar el paso de las personas.

El cierre, que todavía se mantiene, ha dejado sus repercusiones: disminución de las ventas, aumento del contrabando y el tráfico ilegal de personas que buscan una vida mejor, tanto en el país vecino como en los países que están en el Cono Sur.

“Nada es lo mismo desde que cerraron la frontera. Sin embargo, la economía también tiene que ver. No hay dinero. Antes venían personas de todos lados a comprar la mercadería para llevarse a sus ciudades. Hoy hay poca gente”, dice Minerva Salcedo, comerciante de Huaquillas.


En la vía que conecta Ecuador con Perú se encuentra de todo: ropa, calzado, electrodomésticos, joyas. Y allá van quienes quieren comprar formalmente los productos, pero si se camina un poco más, con dirección al letrero que reza “Gracias por visitar la República del Ecuador”, se encuentra con otro tipo de ofertas.

El comercio disminuyó y afectó a los trabajadores de Huaquillas. Xavier Caivinagua/El Mercurio


En la zona no es un secreto que hay docenas de personas que ofrecen pasar mercadería desde Perú, aun cuando la frontera está cerrada. Por supuesto que el paso no se realiza por el puente que une Ecuador y Perú, sino por las llamadas trochas, que se extienden de derecha a izquierda y viceversa.

Basta con llegar al límite fronterizo para escuchar diversas propuestas. Primero se ofrece el cambio de moneda, y si se niega, aumentan los ofrecimientos: desde pasar la mercadería hasta pasar personas. 
“Adónde va, yo le ayudo a pasar a Perú por las trochas si quiere. Todo seguro”, dice un hombre que aparentemente solo cambia dólares por soles.


Ese tipo de frases se replica en los alrededores del puente en donde las vallas generan la percepción de que hubiera una guerra en el lugar.

Pagos


Si no son productos los que se cruzan, son las personas quienes lo hacen, principalmente familias venezolanas. El costo para pasar a Perú varía: un dólar, dos dólares, tres dólares. Aparentemente no es nada, pero para una familia migrante que ha dejado su país puede llegar a significar la comida de varios días.


“Si uno está solo puede pasar teniendo cuidado, pero si está con la familia hay que pagar. Es más por seguridad porque hay veces que los militares de Perú están controlando”, dice un joven venezolano que cruzó a Perú y lo devolvieron a Huaquillas.

El 25 de febrero de 2021, Perú ordenó que sus militares controlaran la frontera para evitar que las personas crucen las trochas que separan a su país con el de Ecuador. Aquello complicó todavía más a Huaquillas porque los migrantes, al no tener la vía libre, se tomaron algunos espacios públicos para vivir.

El 25 de febrero, Perú militarizó su frontera para evitar el paso de migrantes a su país. Xavier Caivinagua/El Mercurio


Y aunque el control ha mermado, todavía se ven militares en algunas zonas del vecino país. Ello ha sido aprovechado por las familias venezolanas que intentan salir de Ecuador para ir hacia Perú, que es su principal destino, según una investigación de los socios del GTRM Huaquillas.


De acuerdo a los datos levantados por GTRM entre el 3 y 4 de febrero, el 54 % de las familias venezolanas buscan llegar a Perú, un 15 % a Chile y 2 % a Bolivia. El resto busca, o quedarse en Ecuador, viajar a Colombia o regresar a Venezuela.

Sin embargo, al estar cerrada la frontera, no solo la economía que se movía en el sector cambió. También la vida de Huaquillas y sus alrededores ha cambiado, y por lo pronto no se atisba una solución a los problemas que siguen agravándose. Huaquillas, (El Oro)-(I)