¿Estatizar o privatizar el BC?

Bladimir Proaño.

No muchos han de estar en desacuerdo que el pensamiento económico para manejar la economía de un país tiene dos enfoques: Uno que busca el predominio del mercado; y otro el del Estado. En el primer enfoque el concepto de privatización es muy afín, en tanto que, en el otro, el control estatal es lo fundamental. La mayoría de los países tiene una institución oficial, generalmente el Banco Central (BC), que detenta la autoridad y el poder exclusivos para crear dinero. ¿Cómo opera el BC? Como norma general el BC puede determinar la oferta de dinero de alto poder expansivo (billetes + monedas) que circulan en la economía, junto con las reservas que mantienen los bancos (privados) en el BC. Esta función clave del BC debe dirigir un “Consejo de Administración” que no tenga ninguna o muy poca intrusión de la política (del Gobierno).

Pero en el país, a partir de 1860 cuando abrieron sus puertas algunos bancos privados éstos eran bancos de emisión y de préstamos comerciales. Por ejemplo, en 1867, se fundó el Banco del Ecuador, por un grupo de financistas franceses y peruanos y con el auspicio del presidente de entonces García Moreno. La creación de este banco no solo fue símbolo de la estrecha relación entre agroexportadores-banca-gobierno, sino también, y lo que sería, característica de la banca en los siguientes 160 años. Superar esta injerencia, que existe desde el pasado, fue el espíritu del COMYF; pero tampoco, con la actual propuesta de Ley, garantizamos la urgente independencia del BC, ya que mientras se conserve el procedimiento de elección desde una terna enviada por el Gobierno, se repetirá lo sucedido antes; y probablemente, regresemos a la fórmula de la LGISF, que inmerso en un enfoque anti Estado, el remedio resulte peor que la enfermedad.

El Ecuador requiere y los ecuatorianos exigimos que el BC lleve a cabo la administración de la política monetaria, concentrándose en promover la estabilidad y el crecimiento de la economía, manteniendo la dolarización. Con este fin, las tasas de interés y los agregados monetarios, son objetivos intermedios que la autoridad monetaria debe tratar de mantener bajo control para influir sobre los objetivos finales: La producción y el empleo. (O)