Vacuna

Aurelio Maldonado Aguilar

La vacunación masiva es vital, sin lirismos ni exageraciones. Vital al prevenir contagios del siniestro virus que muestra en cuadros desgarradores su impredecible conducta, pues mata sin compasión y en horas a gente joven y fuerte, mientras indulta de manera menos racional o prevista, a viejos, muy viejos, que se pensaría como victimas seguras. Pero la vida no es solo existir, respirar, latir, sino debe verse como el todo de un desarrollo social y humano, donde trabajo, subsistencia, reuniones, abrazos, diversiones, justifican nuestro paso por el mundo, inherentes para mejorar vida y economía de todos. Al discernir se vuelve verdad a gritos que la vacuna es vital y urgente y no podemos seguir recibiéndola a cuenta gotas, por algunas razones que lo propician, siendo la más importante, pobreza y casi quiebra del gobierno sin dinero para comprarlas y que, los laboratorios, se encuentran desbordados en su producción y dan prioridad a países ricos y bien organizados del primer mundo. Sin embargo, creo que llegó el momento donde las vacunas puedan ser adquiridas con venia del gobierno y el MSP, por municipios, prefecturas, universidades o entes rectores de la sociedad, quienes a través de cuentas muy bien manejadas honesta y claramente, reciban dineros de todo ciudadano que quiera y pueda comprar su inmunización y el de su familia, cuidando muy bien que no se produzcan negociados de ladrones como los que están presos, con grilletes o investigados, en casos comprobados de sobreprecios en pruebas rápidas, fundas de cadáveres o medicación, cosas indispensables en el pico de la pandemia, lo que facilitó el delito. El paternalismo del estado debería ser ayudado por quienes podemos pagar la inmunidad, incluso con una recarga pequeña en bien de personas que no tienen y que recibirían humana y fraternalmente también la vacuna, sumando de esta forma algo o mucho en la economía del estado quebrado, para entrever la luz y el desarrollo prontamente.

El Hospital del Río es punto de vacunación y testigo soy de magnífica organización para la vacunación desarrollada por sus autoridades que siguen reglas y prioridades honestamente y valiéndose de amplios espacios, inmunizaron médicos, paramédicos, trabajadores de muchas instituciones que están en primera línea de contagio, con impecable secuencia en el procedimiento. Si lográramos adquirir privadamente las dosis, fácilmente se podría aquí inmunizar a mil o más personas diariamente. (O)