Las gallinas corren bien

CON SABOR A MORALEJA Bridget Gibbs Andrade

El viernes anterior, el ministro de Salud renunció luego del escándalo por su nefasto manejo del plan de vacunación contra el Covid-19. La noticia de que familiares de Zevallos fueron unos de los primeros en vacunarse, entre ellos, su madre, fue el detonante para que la Asamblea Nacional exija a Moreno su destitución, advirtiendo sobre un juicio político en su contra. Como todo timorato, presentó su renuncia irrevocable. Lenín lo apoyó, comentando: “… aceptó la difícil tarea de conducir la salud del país en la peor crisis sanitaria que vive Ecuador, y con trabajo y sacrificio ayudó a salvar cientos de miles de vidas.” (sic) ¿En qué país vive, señor presidente? En su renuncia manifestó: “… enfrenté el desafío de contener y mitigar los efectos de un enemigo desconocido con la pasión de mi condición de médico, haciéndolo con plena “transparencia”, equidad y solidaridad…” sin referirse, obviamente, al motivo que le forzó a dejar el cargo.

Luego de conocerse la dimisión de Zevallos, se pidieron medidas a la Fiscalía General del Estado para evitar su salida del país antes de que planee su fuga como ha sido costumbre en los funcionarios del régimen anterior y del actual, cuando se ven sorprendidos con las manos en la masa. Sin embargo, viajó al extranjero de madrugada, cuando la noche es más oscura, como oscura debe estar su conciencia.

El pedido vino de la organización Acción Jurídica Popular que presentó una denuncia contra el exministro en la Fiscalía por tráfico de influencias en el manejo de las vacunas llegadas al país. Entre tanto, el asambleísta Ángel Sinmaleza impulsaba un juicio político en su contra en la Asamblea Nacional. Zevallos asumió la dirección del ministerio de Salud Pública el 21 de marzo del 2020, cuando estalló la pandemia en el país; y no cumplió ni un año en sus funciones dejando el ministerio en medio de protestas y denuncias por abuso del cargo, dando prioridad a familiares antes que a los más vulnerables como el personal de salud y los ancianos.

Un refrán reza: las gallinas corren bien, vuelan mal y se ahogan. El tiempo y la justicia (cuando exista una imparcial y cabal en el país), resolverán qué gallinas corrieron bien, volaron mal y se ahogaron a causa de sus propios actos y omisiones. Penosamente, hace catorce años, han corrido muchas gallinas… (O)