Realidad Austral  

Eduardo Sánchez Sánchez

Tibios y endeblez reclamos caracterizan a las voces azuayas que en pose de sumisión constante aceptan los dictámenes de una burocracia central que poco hace en beneficio de los ecuatorianos que hemos nacido en este hermoso sector de la geografía nacional.  Cuenca es un polo de desarrollo austral y llegan todos los días habitantes de los provincias sureñas en busca del sustento inexistente en sus lugares de origen y se van gestando cordones de miseria, hambre, inseguridad y desesperanza, más hoy que somos víctimas de la covid-19 y carencia de vacunas en un famélico estado de cosas que nos ha correspondido vivir.

La vialidad es para nosotros un anhelo quimérico, vivimos de falsas esperanzas, hoy que el invierno es grotesco y ocasiona la destrucción de lo poco que tenemos, una vez más recordamos de la triste realidad, vivimos en constante sobresalto por las dificultades de sacar productos o traer de otros lugares para consumo intestino. En la única vía rápida que la construyó el Presidente Durán Ballén, existe un abandono marcado, grandes piscinas, obstrucción de sumideros, basura por doquier y hasta los famosos rótulos publicitarios de un ex ministro ajeno a la ingeniería, que llenó de una leyenda: “Vías para toda la vida”, sólo fueron mentiras piadosas y persiste la eterna carencia vial. Y cuando no hay bloqueo por deslaves, son los seguidores de Yacu, quienes bloquean la salida sur de Cuenca, ocasionando molestias en un pueblo hambreado.

En el manejo  de los ríos cuencanos,  es hora de construir mecanismos de ingeniería moderna que almacenen el noble recurso para días de estiaje y no perderlo  con los riesgos que implican crecidos caudales, para ejemplo propio contamos con el Río Machángara, ejemplo de respeto por la naturaleza y beneficio colectivo.  (O)