¿Granizo tostado?

En algunas ocasiones, en el enrevesado mundo de la política, se dice que en este campo se puede hasta “tostar granizo”. Como ciencia la política aspira a establecer, por lo menos teóricamente, cuál sería la mejor –o menos mala- forma de organizar un Estado pariendo de teorías sobre el bien común que se han sucedido. Las limitaciones humanas dificultan hacer realidades metas ideales. Por otra parte, siendo la creatividad esencial a nuestra conducta individual y colectiva, no podemos dejar de intentar hacer realidad lo que consideramos ideales óptimos. Cuando la política se traslada al ejercicio práctico del poder, surgen contradicciones que en principio pueden tener imágenes absurdas.

En una democracia, el sistema electoral conlleva controversias entre los que aspiran a llegar al poder lo que, en países como el nuestro con una amplia presencia de movimientos políticos, suelen necesitarse establecerse alianzas con propósitos y metas establecidos. Lamentablemente es demasiado frecuente que entren en juego intereses personales que pueden llevar a disensiones y rupturas. Si hay madurez suficiente, las partes aceptan planteamientos básicos, pero si falta, generan controversias que dan lugar a rupturas provocando crisis que llevan a buscar, mediante cambios, acuerdos diferentes que sustenten el ejercicio del poder.

La alianza entre el Partido Social Cristiano y Creo, pareció lógica por el elevado número de afinidades teóricas propias de lo que denominamos derecha. Tenían en común impedir que el correísmo populista retorne y reedite la corrupción grosera. Su éxito electoral comprobó este acierto. Antes de que el presidente electo acceda al poder, se dio una ruptura en la porque en la elección de presidente de la asamblea, el Socialcristianismo para captarla, hizo alianza con el correísmo que no logró su intento ya que Creo no la aprobó. Muy difícil anticipar los efectos de esta ruptura. Lo que parece es que hubo un intento de “tostar granizo”.