Monzón

Catalina Sojos

OPINIÓN | Y, una vez más, llegó puntual el monzón cuencano; y, nuevamente, la falta de previsión por parte de las autoridades, la ignorancia de la ciudadanía ante el peligro, la ausencia total de una educación permanente sobre los beneficios y riesgos que conllevan los cuatro ríos que circundan la ciudad fue evidente. “Mal vecino es el río”, decían los antiguos y tenían razón, pero, si a ello sumamos los intereses particulares de los dueños de industrias, los rellenos en los que se construyen casas, el continuo socavamiento de los márgenes para construir parques lineales, la ausencia de leyes que castiguen con multa y cárcel a aquellos que ¡intentan cruzar el río con sus vehículos! arriesgando la vida de los pasajeros y de los elementos del cuerpo de bomberos, nos encontramos con un panorama que deja lejos a Aracataca de García Márquez. Definitivamente, la agresión permanente a la naturaleza por la codicia y la corrupción tiene fecha de caducidad, porque los ríos seguirán provocando mayores desastres, obviamente, a los más humildes. Ojalá y con el gobierno que se inaugura hoy, las cosas mejoren, y que el respeto al ambiente sea la prioridad, más allá de la minería y otras pestes que asolan la región. (O)