Reactivación con menor desigualdad

Bladimir Proaño

Al cierre del 2020, la economía ecuatoriana evidenció una severa contracción, la producción nacional desde el enfoque del gasto es el resultado de la suma del consumo de los hogares y de la administración pública, la inversión pública y privada, el gasto público y las exportaciones netas. En ese año dominado por la pandemia (marzo-diciembre) la economía del sector público sufrió la mayor parte, ya que no tuvo la flexibilidad financiera para sostenerse.

Claro está, que una política fiscal expansiva (aumentar ingresos vía impuestos/reducción de gasto), tal como la aplicaron otras economías, no se pudo y por tanto no logró empujar la economía privada, misma que fue impactada parcialmente. Ciertas empresas (de servicios petroleros, de alojamiento, de comida, de transporte) por más que se trataron de replantear sus modelos de negocio, simplemente las restricciones de bioseguridad y con un estado que restringió su gasto (tema polémico), limitaron toda posibilidad de reactivación.

Pero se evidenció que muchas empresas en cambio sí lo lograron, pero les faltó mayor solidaridad para que los 278 mil ecuatorianos de ingresos altos y los 5 millones de ecuatorianos de clase media, comprometan el apoyo para reactivarse con menor desigualdad y que los 12 millones de ecuatorianos empobrecidos sientan que la economía si puede ser solidaria.

Es un buen momento para esta reactivación justa, ya que al iniciar un nuevo gobierno se debe dejar enterrada la corrupción y los pactos políticos con el hombre del maletín. Es hora de conseguir una racionalización del gasto público, una mejor y mayor recaudación de impuestos, un consumo de los hogares más responsable, una administración pública más eficiente y colaborativa, un estado que invierta en salud, educación y seguridad y una empresa privada donde solo la rentabilidad no sea su objetivo superior sino la creación de empleo y mejores salarios. Ralentizar la importación de bienes de consumo y fortalecer la de los bienes de capital.

Para esto último, tasas de interes más bajas y balances empresariales más sólidos son clave para acelerar la colocación de nuevos créditos para canalizar y aprovechar la liquidez y profundización financiera del 29.5% y 49% respectivamente que hoy tiene el sistema financiero. (O)