El IESS bajo la lupa (II)

Alberto Ordóñez Ortiz

En mi artículo anterior me referí a ciertos aspectos que revelaban la honda crisis en que se debate el IESS y que ponían en riesgo su supervivencia. No obstante, es obvio que un tema tan delicado, repleto de un complejo haz de aristas, exige de  una visión más amplia y profunda. En ese orden y, entrando de lleno en ese análisis, diré que a la fecha, las jubilaciones se hallan al borde de desaparecer. Los expertos aseguran que dada la magnitud del déficit, su pago no pasará del 2023. 

La primera y forzosa pregunta: ¿porqué ocurrió?, pues por la grosera rusticidad del correísmo que dispuso el intercambio –sin ton ni son- de los aportes que se pagan por el seguro de salud, con los de vejez, dizque para garantizar el pago de este último, en obvio detrimento de ambos. La descomunal aberración se agiganta si se considera que la sostenibilidad de cada seguro depende del cálculo matemático actuarial que sustenta de forma independiente a cada uno. 

Tales cálculos se fundan en rigurosas valoraciones que garantizan su respectiva sobrevivencia. Caso contrario, su quiebra será inevitable. Además de esa grosera inconsistencia, la seguridad social se halla gravemente afectada por la extensión –sin financiamiento- del seguro de salud a los hijos menores de afiliados. Si la supervivencia de cada seguro depende, como hemos visto, del respaldo de aportes científicamente calculados, su inexistencia conduce a su extinción. Entonces, es hora de que se encuentre una fórmula que garantice su pago y sostenibilidad. Entre tanto, el señor Jorge Madera acaba de ser designado presidente del Consejo Directivo del IESS, quien, hace poco fue removido por “irregularidades” del mismísimo cargo de Director General de ese Instituto. Frente a semejante desafuero, está claro que quien asumió su designación, simplemente no tocó “madera”. (O)