La checa Krejcikova recibe la Copa Suzanne Lenglen a manos de Navratilova

-FOTODELDÍA- EA6367. PARÍS (FRANCIA), 12/06/2021.- La checa Barbora Krejcikova besa su trofeo de Roland Garros este sábado, en la edición de 2021 del evento, tras imponerse a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova y lograr su primer título de un 'Grand Slam' en su quinta participación en un 'grande'. EFE/ Yoan Valat

La checa Barbora Krejcikova recibió este sábado la Copa Suzanne Lenglen a manos de su compatriota la legendaria extenista Martina Navratilova, después de vencer la final del Roland Garros ante la rusa Anastasia Pavlyuchenkova.

En la ceremonia de entrega, en la que estuvieron presentes dos sanitarios en homenaje a su trabajo en la pandemia de la Covid 19, sonó el himno checo.

«Ha sido muy difícil de jugar contra ti (Pavlyuchenkova), lo siento (por la derrota). Por otro lado, esto ha sido algo por lo que siempre he soñado», manifestó desde el podio de la Philippe Chatrier la tenista Krejcikova.

También habló Pavlyuchenkova, quien se quedó a las puertas de su primer título como tenista.

«Siempre pensaba en lo que iría a decir si ganaba un título grande, así que ahora no sé qué decir», asumió la tenista, a punto de cumplir 30 años.

Navratilova, vencedora al menos una vez de los cuatro Grand Slam, aunque representando a Estados Unidos, país por el que se nacionalizó en 1975, alabó la perseverancia de Krejcikova. EFE

Y de repente… Krejcikova

Muy pocos habrán sido los que apostaran por una victoria de la checa Barbora Krejcikova cuando comenzó Roland Garros hace dos semanas. Sin embargo, la jugadora se ha hecho un hueco en la historia apoyada en la mentalidad «zen» heredada de su padre.

La conquista de un «grande» en su quinta participación (tres en Roland Garros y dos en Australia). Desde el 2000, solo la canadiense Bianca Andreescu, en 2019, había osado a llegar a una decisión en tan pocas participaciones.

Y el idilio puede continuar si el domingo gana la final de dobles femeninos con su pareja Katerina Siniakova ante el tándem de la estadounidense Bethanie Mattek-Sands y la polaca Iga Swiatek. Si vence, será la primera mujer en ganar individual y dobles desde la francesa Mary Pierce en el 2000.

A sus 25 años, la propia Krejcikova pareció boquiabierta por su éxito. «No me puedo creer que haya ganado un Grand Slam, he pasado momentos duros para llegar hasta aquí», dijo la tenista de Brno.

Una consagración para la que se juntaron varios factores, el que más pesó la inusual escabechina entre las principales favoritas.

Quedaron en la cuneta la australiana Ashleigh Barty, número uno del mundo; la japonesa Naomi Osaka, número dos del ránking; la bielorrusa Aryna Sabalenka, tercera; la campeona en título, la polaca Iga Swiatek; y la incombustible estadounidense Serena Williams de 39 años.

La parte del cuadro de Krejcikova tampoco fue para echarse a temblar. Eliminó a una ‘top ten’, la ucraniana Elina Svitolina, y sudó para apear a la griega María Sakkari, en uno de los partidos más emocionantes de este Roland Garros.

Y en la final, en la que comenzó como un rodillo, resultó beneficiada por las molestias musculares de su oponente, quien pidió asistencia médica al final del segundo parcial.

Pero el inesperado éxito de Krejcikova no viene de la nada. Este año levantó su primer torneo WTA en Estrasburgo y llegó a la final de Dubai. En este Roland Garros estuvo en el lugar y el momento adecuados.

La tenista, de 1,78 metros, quiso agradecer el peso que tuvo en su carrera Jana Novotna, ganadora de Wimbledon y fallecida en 2017. Krejcikova comenzó a los seis años en la academia de la campeona checa.

Poco se sabe de su personalidad, pero en las ruedas de prensa del torneo ha dado algunas pinceladas.

«No tengo palabras por cómo estoy jugando todos estos partidos. Estoy tranquila (…) Tengo suerte, lo he heredado de mi padre. Está en mis genes. Gracias a Dios él es un tipo tranquilo», explicó la tenista.

Una mentalidad «zen» que, por ejemplo, le ayudó en las semifinales ante Sakkari, ante la que salvó una bola de partido. Y que la sirvió para que no perdiese la cabeza en la final tras desperdiciar tres bolas de partido.

Krejcikova se inscribe en la gran tradición checa en el tenis femenino.

Antes que ella, estuvieron Martina Navratilova (compitió por Estados Unidos), Renata Tomanova, Hana Mandlikova (la última checa en ganar Roland Garros, en 1981, hasta hoy), Jana Novotna y Lucie Safarova, entre otras.

La Copa Suzanne Lenglen se la entregó la leyenda Navratilova. Emocionada, Krejcikova también habló de la belga Justine Henin, ídolo de la nueva reina de Roland Garros.

«La conocí ayer y estaba muy sorprendido de encontrarla, de que supiese mi nombre», dijo. EFE